Castigado por su amor romance Capítulo 410

Cuando escuchó cómo la presentaba Sebastian, Sabrina levantó de repente la cabeza para mirarlo. La expresión de Sebastian era muy sencilla. Era del tipo que todos sus sentimientos e intenciones no se mostraban en su cara y comportamiento. Sabrina no podía adivinar sus pensamientos, sin embargo pudo sentir que el brazo que la rodeaba la sostenía con una gran fuerza.

Ella no podía liberarse, aunque quisiera.

Solo pudo seguir su mirada y entró al lugar.

El salón principal de la residencia Ford era clásico, lujoso, vasto y dominante, igual que hace seis años. Sin embargo, no había tanta gente en el salón como en ese momento. El corazón de Sabrina se calmó ligeramente.

Cuando volvió a mirar de cerca, descubrió que el Viejo Amo Henry Ford y la Vieja Señora Ford estaban sentados en el asiento principal del centro. Aino estaba recostada sobre el cuerpo del anciano. En un principio, sostuvo una nuez dura para que el anciano comiera. Sin embargo, cuando vio entrar a su madre, la nuez de Aino se levantó en el aire.

Cuando los ojos de Aino se encontraron con los de su madre, la mirada de la niña se llenó de una expresión triunfante y astuta. Sabrina todavía no entendía muy bien lo que su hija había hecho de nuevo. Solo continuó mirando el asiento ligeramente más pequeño.

La primera persona que se sentó en el asiento ligeramente más pequeño fue Sean y su esposa, Rose.

Esta era la tercera vez que Sabrina se encontraba con Rose.

Los dos primeros encuentros fueron muy desagradables.

Tanto Sean como Rose tenían una expresión de impotencia, y miraban a Sabrina con una mirada de disgusto.

A Sabrina no le importó en absoluto. Hizo como si no lo hubiera notado.

Frost estaba detrás de ellos y se sentó con lágrimas en los ojos, mientras se sujetaba la muñeca derecha con la mano izquierda.

Frost miraba a Sabrina con una expresión que mostraba que estaba enfadada, pero no se atrevía a expresarlo.

Ella volvió a mirar hacia abajo, y vio a los padres de Nigel.

Ambos miraban a Sabrina con una expresión realmente impactante. También había algo de miedo aparte de la sorpresa.

Estas eran las pocas personas que estaban sentadas en la sala de cientos de metros cuadrados. Sabrina se dio cuenta de que las personas que estaban presentes hoy eran los parientes más cercanos de la familia Ford.

“Lo permitiré”. El Viejo Amo temblaba mientras abrazaba a Aino, y sus ojos se convirtieron en rendijas de tanto sonreír. “Con una bisnieta tan dominante y buena como tú dándome órdenes, ¿cómo me atrevería a no negarme? Si me arrancaras todos los dientes, entonces ya no podría ni comer. Tengo miedo”.

Una sonrisa victoriosa apareció en el rostro de Aino.

Ella no sabía que, para cuando ella estaba agarrando la nuez para amenazar a su bisabuelo, su supuesto Papá Apestoso ya había advertido a los cuatro ancianos.

“¡No me importa si la reconocen o no! ¡Ella seguirá siendo mi esposa! La traje aquí solo para mostrarles algo de respeto. Si no van a mostrarle respeto, ¡ni siquiera piensen en acercarse a ella en esta vida! Si quieren quedarse en la residencia felizmente con comida, bebidas y servicio de limpieza, y también disfrutar de la felicidad de la familia estando juntos de vez en cuando, entonces será mejor que me escuchen”.

“De lo contrario, si yo, Sebastian Ford, tengo un desacuerdo con ustedes, ¡no hay nada que no pueda hacer!”.

Sebastian no tenía ningún apego emocional a la residencia Ford.

Ni siquiera sentía mucho afecto por su padre biológico, y mucho menos por la madrastra que no tenía ningún parentesco con él y que causó indirectamente la muerte de su madre.

Dejó que esta gente viviera aquí porque estos cuatro ancianos no eran una amenaza contra él, y eran los antepasados de la familia Ford.