Castigado por su amor romance Capítulo 425

“Sabrina, ¿podemos hablar? Si no quieres estar en la empresa y tienes miedo de que nos vean, entonces salgamos. Podríamos encontrar un café para sentarnos. ¿Podríamos?”, preguntó Nigel con entusiasmo.

Sabrina asintió con la cabeza.

Cuando ella y Nigel salieron juntos de la entrada principal, Sabrina miró inconscientemente a la dirección en la que solía estar estacionado el coche de Sebastian. Casualmente, no pudo encontrarlo, y pensó que éste aún no había llegado. Por lo tanto, se dirigió al café al otro lado de la calle con Nigel.

“Diez minutos. Solo tienes diez minutos”. Sabrina no quería hacer esperar a Sebastian. Tampoco quería que él supiera que había hablado con Nigel.

No le importaba si él se enteraba, pero tampoco quería causarle problemas a Nigel.

“Muy bien, solo diez minutos”, dijo Nigel.

Los dos pidieron dos vasos de agua y se sentaron, luego ambos hablaron simultáneamente.

“Sabrina, deja a Sebastian”.

“¿Tienes noticias de mi hermano?”.

Nigel se quedó sin palabras.

Sabrina también se quedó sin palabras.

Después de una breve pausa, Nigel preguntó un poco desanimado: “¿Tanto quieres saber de Zayn? ¿Es tan importante para ti?”.

Sabrina asintió sin dudar. “Por supuesto, la situación de mi hermano, Aino y mi difunta madre me importan mucho. Son mi familia. Nigel, una vez dijiste que me ayudarías a averiguar algo sobre mi hermano. ¿Qué has averiguado?”.

Nigel sacudió la cabeza, disculpándose: “Lo siento, Sabrina. Estaba a punto de empezar a investigar sobre este asunto, pero luego el Viejo Amo Shaw se enfermó. También sabías de mi relación con Mindy. Además, el Viejo Amo Shaw era el tío de mi madre. Fue por estas dos razones que he estado con Mindy en Ciudad Kidon recientemente, por lo que no he tenido tiempo de ayudarte a investigar”.

“Ah, sí, Selene también estaba en Ciudad Kidon”.

"Oh...". Sabrina se lo esperaba.

“Sabrina, ¿porque no te atreves a escapar?”.

“¿Pensaste que como Zayn ya no estaría en tu vida, entonces no tenías a nadie en quien confiar?”.

“Sabrina, yo puedo ser tu apoyo. Estoy dispuesto a morir por ti y por tu hija en esta vida. Si estás dispuesta, te llevaré a un lugar lejano. Les daré a ti y a tu hija una vida sin preocupaciones. Sabrina, vayamos al extranjero, ¿si?”.

“Te amo”.

“Espero que puedas vivir libre y tranquilamente. Espero que seas feliz. Si eres feliz y si quieres que muera por ti, estaría de acuerdo con ello”.

Sabrina se quedó sin palabras.

“Ahora mismo está viviendo una vida muy feliz”, se escuchó una voz áspera, como si viniera del cielo.