Sin embargo, en esos seis años, Nigel no le había mostrado ningún tipo de afecto a Mindy.
Él nunca había puesto un dedo sobre Mindy, a pesar de ser alguien que pasaba sus noches con muchas de mujeres. Ella pensaba que era porque él había visto demasiadas bellezas y había vivido diversas experiencias con ellas.
Sin embargo, Mindy consideró que eso era algo bueno. Ella creía que, si Nigel no estaba interesado en ella, tampoco estaría interesado en ninguna otra mujer.
Por ello, al ver a Nigel actuando tan apasionadamente para proteger a Sabrina, Mindy se volvió loca.
Ella se abalanzó sobre Sabrina, apuntando con sus afiladas uñas al rostro de ella. “¡P*rra despreciable! ¡Te juro que hoy desfiguraré tu rostro! ¡¿Cómo te atreves a seducir a mi prometido?! ¡Me aseguraré de despellejarte viva!”.
Mindy dejó a un lado la preocupación por su reputación e imagen.
En ese momento, sus uñas bien cuidadas estaban a punto de llegar al rostro de Sabrina.
Sin embargo, Nigel vio sus intenciones y rápidamente la tumbó de una patada.
"Ay...". Mindy se acurrucó en el suelo después de haber sido pateada por Nigel sin piedad, y comenzó a sollozar de agonía.
Nigel la fulminó con la mirada, gritando sin remordimiento: “¡Mujer malvada! ¡Realmente no hay muchas personas tan enfermas como tú en este mundo! ¡¿Qué derecho tienes para compararte con Sabrina?!”.
“¡Mindy Mann!”.
“Ya que claramente no te preocupas por tu dignidad, yo tampoco lo haré”.
“Todos aquí, escuchen bien. Mi compromiso con Mindy es falso. Aunque el poder de mi familia está en declive, ¡nunca planeé casarme con esta mujer!”.
“Fuiste tú quien se arrodilló ante mí, suplicando que te diera el apellido Connor. ¡Me dijiste que no era necesario hacer oficial nuestro matrimonio ni depender el uno del otro, siempre que todo el mundo creyera que serías mi esposa!”.
“Llegamos a un acuerdo e incluso firmamos un contrato en privado”.
“¡Sin embargo, aquí estás, tratando de causarle problemas a Sabrina!”.
“Te pregunto una vez más, Mindy, ¿quién eres tú para mí? ¡¿Qué derecho tienes?!”.
Mientras Nigel reprendía a su prometida, los que estaban en el salón comenzaron a murmurar entre ellos.
Los reporteros fueron los que más ruido hicieron. No podían contener su entusiasmo al pensar en la enorme ganancia que iban a obtener. Los escándalos y los jugosos chismes comenzaron a revelarse uno a uno, como si fueran interminables.
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