Castigado por su amor romance Capítulo 54

”¡Lo sé, y no querría hacerlo!”, respondió Sabrina en voz baja.

Se dio la vuelta sin mirarlo y caminó de regreso a la sala.

Ella no le debía nada a Sebastian. Él podría haberle prestado cincuenta mil dólares, pero sería reembolsado una vez que su contrato finalizara. Aunque una vez él le salvó la vida de los secuestradores, lo hizo solo por el bien de su madre.

No había necesidad de que actuara sumisa frente a él, sabiendo que estaba lejos de estar en deuda con él. Todo lo que quería era ser ella misma y ofrecer todo el consuelo que pudiera a la Tía Grace durante estos últimos momentos de su vida.

Los dos permanecieron distantes el uno del otro, pero sabían que aún tenían que montar un espectáculo para Grace, una vez que entraran a la habitación. Sebastian envolvió a Sabrina en sus brazos y ella se inclinó hacia él, luciendo más enamorada que nunca.

Grace miró encantada a los dos y le recordó a su hijo: ‘’Sebastian, los dos necesitan esforzarse un poco más para tener un bebé’’.

Antes de que Sebastian pudiera responder, Sabrina miró a Grace con una dulce sonrisa y dijo: “No te preocupes, Mamá. Me muero por tener nuestro bebé también. Me he estado tomando la temperatura todas las mañanas y haciendo un seguimiento de mi período menstrual, cualquier cosa que nos ayude a prepararnos para un bebé. Sin embargo, tú sabes que a veces este tipo de cosas suceden en su propio curso, ¡todo depende de los Dioses!”.

Su tono era dulce y tímido al mismo tiempo, lo que hizo que Grace sonriera de oreja a oreja con emoción.

“Oye, Sebastian. ¿Crees que es posible que nuestro futuro bebé se parezca a Mamá? Mamá es increíblemente hermosa, después de todo”. Sabrina se dio la vuelta e inclinó la cabeza hacia un lado inocentemente mientras lo miraba.

“...”

Por una fracción de segundo, él se había quedado sin palabras.

Sin embargo, Sebastian la agarró del brazo y tiró de ella hacia atrás, antes de decir: “¿Qué pasaría si mi madre nos estuviera mirando desde atrás? ¡No puedes permitirte un riesgo como ese!”.

Sabrina no pudo encontrar las palabras para discutirle y entró en su coche con resignación. Los dos viajaron sin decir una palabra e incluso Kingston, que conducía, no se atrevió a romper el hielo.

Sabrina vio a Selene esperando junto a la puerta tan pronto como llegaron a la casa de Sebastian.

“Amo Sebastian, ¿estoy… estoy interrumpiendo algo? Yo, lo siento mucho, quería verte. Necesitaba verte, me iré después de esto”. Selene los miró avergonzada mientras se acercaban.

Sabrina no estaba impresionada con lo miserable y avergonzada que ella sonaba y procedió a caminar directamente hacia el ascensor sin molestarse en mirar a Selene. Sebastian, que se quedó atrás, miró a Selene como si estuviera disgustado con ella y dijo: “¿Y bien? Ya me viste. ¡Puedes irte!”.