Castigado por su amor romance Capítulo 567

La mayoría de las chicas de 26 años aún no estaban casadas. En realidad, la Señora seguía siendo la chica que brillaba si le dabas un poco de sol. Era tan serena y tranquila porque recibía muy poco calor del mundo.

Kingston tenía razón. Sabrina era, en efecto, la chica a la que le crecían girasoles en el corazón si le dabas un poco de sol. Estuvo a punto de entrar en el ascensor, pero se calmó y volvió a ser la misma de siempre cuando vio que el ascensor estaba ocupado. Sabrina no tenía ansiedad social. Al contrario, si pudiera conocer a alguien con quien se llevara bien, también le encantaría hacer amigos. Pero Sabrina sabía que, ahora que era rechazada, lo único que podía hacer era permanecer en silencio. Al ver que el ascensor estaba ocupado, Sabrina bajo la cabeza como siempre lo hacía.

Sin embargo, en el momento en que las dos empleadas del ascensor vieron a Sabrina, se inclinaron inmediatamente hacia ella con respeto. "Señora... Señora Ford".

Sabrina se quedó sorprendida, con la cara sonrojada. Podía resistir cualquier ataque que le dirigieran. Cuanto más la atacaban, más fuerte se hacía, aunque fuera una resistencia silenciosa, podía soportar cualquier tormenta. Pero, ahora que alguien la respetaba tanto, no sabía cómo actuar.

Tartamudeó: "Mmm... somos colegas, no tienes que tratarme así. Solo... solo llámame Sabrina. Eh... el ascensor está aquí, yo... me bajaré ahora, ¡buenos días!".

Con eso, Sabrina salió rápidamente del ascensor. Detrás de ella, las dos empleadas se miraron y se rieron.

"Mira, la Señora Ford lleva más de un mes trabajando en nuestra empresa, siempre ha sido honesta y trabajadora, sin juegos mentales ni trucos. Siempre fue esa gente. Solo porque mantiene un perfil bajo y no expuso su identidad, la intimidaron, mientras que ella nunca ha intimidado a nadie".

La otra empleada sonrió alegremente. "La Señora Ford es tan linda e inocente como una niña pequeña".

"Mira que su hija ya tiene cinco o seis años".

"Tan inocentemente bella".

Mientras seguían hablando de ella, Sabrina ya había llegado al departamento de diseño. Al principio, no se atrevió a entrar, se quedo dudando ante la puerta.

Jazmine se sorprendió por su repentina amabilidad. "Gracias... gracias, Señora".

Sabrina se sintió ligeramente avergonzada. "¿Podrías... llamarme simplemente Sabrina?".

"¡Gracias, Sabrina!", se corrigió Jasmine inmediatamente.

Se sonrieron mutuamente. Las otras mujeres las miraban, sintiéndose profundamente infelices. Pero ninguna se atrevió a acercarse a Sabrina para pedirle perdón. A Sabrina no le importó, había alguien más importante a quien aún tenía que saludar. Tomó el teléfono de su mesa y marcó un número. La llamada fue contestada en cuestión de segundos. "¿Hola?".

Sabrina dijo emocionada: "¡Yvonne!".