Castigado por su amor romance Capítulo 629

"¡Di algo! ¿Se ve bien o no?", preguntó Sabrina juguetonamente, como si fueran un viejo matrimonio.

Los pequeños ojos de Aino parecían muy insatisfechos mientras miraba a Sebastian. "Papá no nos está dando cumplidos, lo que significa que no se ve bien".

Sabrina tiró del brazo de Aino. "Tu padre es un hombre. No entiende bien este tipo de cosas".

Sebastian, que había estado perdido en sus pensamientos, volvió inmediatamente a la realidad y contestó: "Creo que les queda muy bien este conjunto".

Aino fue la primera en reaccionar. Con una brillante sonrisa, dijo: "¡Sí! Sabía que a Papá le gustaría. Este conjunto de madre e hija es mi favorito".

Sabrina también sonrió. "Mmm, creo que quedaría aún mejor si los tres llevamos este conjunto ¿no te parece, Sebastian?".

Ella lo había llamado Sebastian.

Era la primera vez que se refería a él por su nombre.

Una vez más, Sebastian se sintió abrumado por aquel sentimiento de calidez en su corazón.

Era raro que sintiera tales emociones, y mucho menos dos veces en una noche. Sin embargo, fue la proactividad de Sabrina la que había tomado a Sebastian desprevenido las dos veces.

Además de eso, ella también parecía muy entusiasmada.

La sonrisa en su rostro no se desvaneció, ni siquiera por un solo segundo. Después de mirarla, Sebastian sintió como si hubiera caído en un tarro de miel.

Sin embargo, no era un hombre que disfrutará comiendo dulces.

De niño, no podía entender por qué la gente pensaba que los postres eran deliciosos. Pero en ese momento, al ver la sonrisa de Sabrina, empezó a darse cuenta de que solo se había sentido así porque no eran lo suficientemente dulces para él.

Si lo fueran, incluso una encarnación viviente de Hades, como Sebastian, sería capaz de disfrutar de las comidas dulces, y no se cansaría de ellas.

¡Como en ese momento!

Después de que Sabrina acostara a Aino, se puso una bata y volvió a buscar a Sebastian. "Es hora de tomar un baño. ¿Estás cansado hoy? Te ayudaré a bañarte".

"Aunque será la primera vez que bañe a un hombre".

Sin embargo, esta vez no se contuvo en absoluto.

Sabrina se dio cuenta de que al estar sin restricciones y relajada, era capaz de sentir aún más placer.

Nunca se había sentido tan feliz como en esta noche.

Cuando terminaron, se acurrucó en el pecho del hombre con una expresión de extrema satisfacción en su rostro. Sabrina susurró suavemente: "Sebastian...",

"¿Mmm?". La voz del hombre sonaba muy profunda y ronca.

Era lo suficientemente varonil como para poner de rodillas a cualquier chica.

"Yo...". Sabrina sintió de repente un nudo en la garganta. No, primero tenía que controlar sus emociones.

"¿Qué pasa?", preguntó el hombre mientras pellizcaba suavemente la punta de su pequeña y puntiaguda nariz.

Tras respirar profundamente, Sabrina dijo de repente: "¡Debemos divorciarnos!".