Cuando las tres chicas se dieron la vuelta a la misma vez, vieron a Selene, que se mostraba arrogante y con una expresión feroz.
"Te atreviste a venir otra vez", dijo Sabrina con calma.
"¡Ja!". Selene había olvidado por completo lo avergonzada y poco digna que pareció cuando le suplicó a Sabrina hace solo unos días. Ahora se veía arrogante y pretenciosa como de costumbre.
“¡Sabrina!”, gritó con superioridad. “Si me atreví a venir aquí hoy, es porque estoy bien preparada. ¡No lucharía en una batalla incierta!”.
Sabrina seguía tranquila y serena. “Bueno, ¿qué quieres decir? ¿Qué tipo de batalla quieres librar ahora?”.
Sabrina ya había pensado en ello. Si Selene iba a buscar problemas hoy, ella acabaría con su vida, aunque fuera a mordiscos. Sabrina odiaba a la familia Lynn. Odiaba que gracias a ellos tuvo que ir a la cárcel, odiaba que no la dejaran ver a su madre por última vez antes de morir y también le molestaban otros aspectos sobre Lincoln.
Apenas ayer Sabrina se dio cuenta que la familia Lynn la había estado persiguiendo durante los seis años que estuvo huyendo. Incluso utilizaron el nombre de Sebastian para protegerse. Estos métodos tan despreciables y crueles hicieron que Sabrina quisiera matar a Selene de inmediato.
Sabrina no acudió a la familia Lynn para interrogarlos porque estaba lo suficientemente tranquila.
Sabía que ese no era el momento.
Primero tenía que viajar a su ciudad natal para comprobar la situación de su madre. Sin embargo, nunca esperó que Selene fuera a buscarla nuevamente.
Cuando Sabrina terminó de hablar, Yvonne dijo de inmediato: “Selene Lynn, veo que eres una mujer muy estúpida. Eres la nieta del Viejo Amo Shaw, ¿cómo es posible que no conozcas la palabra “vergüenza”? Hace diez días, saliste de la empresa con un par de zapatos viejos y sucios rodeando tu cuello”.
"Además, admitiste que eres una rompe hogares, desvergonzada y demás".
"¿Cómo puedes olvidar lo que ocurrió hace solo diez días?".
"Realmente eres un bicho raro".
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