Castigado por su amor romance Capítulo 647

Al llegar a la planta baja, Yvonne recordó algo de repente y le dijo a Ruth: "Ruth, quiero llamar a Sabrina".

Ruth asintió de inmediato: "Claro, para estar un poco más seguras, ¿verdad?".

Yvonne sacó su teléfono y le marcó a Sabrina. Al otro lado de la llamada, Sabrina respondió inmediatamente. "Yvonne, déjame adivinar. Debes estar sentada ahora mismo en el coche de Marcus, ¿cierto?".

"Sabrina, dime algo, ¿dónde estás ahora?", preguntó Yvonne.

Sabrina se quedó sin palabras.

Estaba sentada en el coche de Kingston.

Solo estaba Aino a su lado, Sebastian no estaba allí.

Hace una hora, cuando estaban a punto de salir los tres, el Viejo Amo Ford llamó a Sebastian y le dijo que había surgido un asunto urgente.

Así que Sebastian decidió que era mejor que Kingston esperará a que el dúo madre e hija hicieran sus maletas tranquilamente, y se dirigió solo a la antigua residencia.

"Sabrina, no me has contestado. Claramente significa que Sebastian no está a tu lado, ¿verdad?". Yvonne parecía haberse dado cuenta de algo.

El corazón de Sabrina se sintió un poco pesado de repente. "Yvonne, ¿cómo lo sabes?".

La risa de Yvonne era muy dulce, de forma que no se podía escuchar el más mínimo temor. "Sabrina, por fin pude entender cómo se siente estar sola en una familia rica. Una familia rica realmente no es un lugar libre de preocupaciones. Sin embargo, por muy difíciles que se pongan las cosas, Ruth y yo estaremos a tu lado".

Ruth, que estaba al lado de Yvonne, también asintió con todas sus fuerzas.

Sabrina preguntó con suavidad: "Yvonne, ¿de casualidad el Viejo Amo Shaw llamó a Marcus a último minuto? El Amo Ryan tampoco fue a recoger a Ruth, ¿verdad?".

Yvonne respondió: "¡Así es! ¡Parece que se les ha vuelto a ocurrir alguna idea tonta!".

"Sin embargo, no tengo miedo".

"Soy una fiera. Una fiera que no teme a nada ni a nadie".

Kingston, que estaba en el asiento del conductor, le preguntó: "Señora, el Viejo Amo Ford llamó repentinamente al Amo Sebastian para que se fuera antes. Pensé que estaría indiferente, pero ¿por qué está sonriendo?".

Sabrina dijo: "Eh... Tal vez... Tal vez porque ahora tengo apoyo".

Kingston preguntó: "¿Qué ha dicho, Señora?".

A un lado, la pequeña niña que iba vestida de rojo fuego, Aino, compitió con su madre por ser la primera en responder: "Mi mamá dijo que yo era su pequeña ayudante".

Kingston sonrió inmediatamente. "Eso es cierto. La pequeña princesa puede considerarse ciertamente la mejor y más poderosa ayudante de la Señora. Aun así, no tiene que preocuparse, Señora. Hoy, nadie se atreverá a ponerle una trampa en la antigua residencia Ford".

Mientras seguían conversando tranquilamente, llegaron a la antigua residencia Ford.

Cuando el coche se detuvo y la puerta fue abierta, Sabrina se encontró con una persona que no esperaba ver.

"¿Qué hace ella aquí?". Incluso Kingston estaba sorprendido.