Castigado por su amor romance Capítulo 67

Ante los ojos de Sebastian había un plano que fue dibujado cuidadosamente a mano, lleno de anotaciones detalladas alrededor de los bordes con una escritura ordenada.

El plano que tenía en sus manos era extremadamente parecido al que había encontrado fuera de la habitación de Sabrina hace unos días, las únicas diferencias eran que el diseño que encontró no estaba tan elaborado como el actual; y se habían realizado algunas modificaciones para perfeccionarlo.

“¿Quién trajo esto?”. Sebastian se dio vuelta para preguntar al asistente que estaba a su lado.

“Oh, esto lo trajo la asistente del director del Grupo Connor, la Señorita… la Señorita Scott”.

“¡Llévame con ella ahora mismo!”, ordenó Sebastian de inmediato.

“Sí, Director Ford”.

El asistente llevó a Sebastian fuera de la sala de reuniones y le explicó en el camino: “Director Ford, la Señorita Scott está esperando en la recepción, así que puede verla de inmediato”.

“Claro”, respondió Sebastian.

Sabrina, que estaba esperando en la recepción, se sorprendió cuando escuchó la voz de Sebastian. ‘¿Por qué él?’, pensó. Por razones que no podía explicar, no quería ver a Sebastian en estas circunstancias.

Lo último que quería era estar asociada con Sebastian de cualquier forma, aparte de su conexión con su madre. Ella era muy consciente de que este era un hombre con el que no debía meterse, sabiendo que no podía arriesgarse a enfadarlo. Sabrina se levantó abruptamente y corrió, y ya estaba en el ascensor con el dedo en el botón descendente antes de que Sebastian saliera.

“¿Dónde está la Señorita Scott? Estaba aquí hace un momento”. El asistente miró a su alrededor pero no pudo encontrarla.

Sebastian, por su parte, se acercó a la ventana y miró tranquilamente entre los espacios de las persianas. De repente, una figura delgada apareció en las carreteras fuera de lugar, sola y distante en esta gran ciudad. Como si estuviera viviendo en su propia burbuja.

“¡Por supuesto!”. El director aprobó de inmediato.

“Gracias, gracias, Director”. Y con eso, salió de la oficina del director.

El Director miró a Sabrina mientras ella se alejaba y se rio entre dientes con desprecio. “Qué poco sofisticada”, se burló.

Había innumerables bellezas en la oficina que usaban diferentes atuendos de moda todos los días para trabajar y entre ellas, Sabrina sobresalía como un lobo vestido de oveja, tanto que ni siquiera era vista igual por sus colegas que la veían como a una sirvienta.

Siempre que Sabrina no se encontraba, la gente de la oficina chismoseaba sobre ella, diciendo cosas como: “¿Me pregunto por qué el director contrataría a una campesina en esta empresa? ¿Solo para hacer diligencias? Podríamos haber contratado a un ayudante específicamente para eso”.