Castigado por su amor romance Capítulo 676

Sabrina gritó inmediatamente, pero Aino ya había disparado con su pequeña catapulta. Aunque parecía que le apuntaba al Viejo Amo Shaw, cambió de dirección a último momento y le disparó a su propio bisabuelo, Henry. La cápsula dió en el blanco perfectamente, salpicando también al Viejo Amo Henry.

Por suerte, esta vez Aino había usado la cápsula llena de agua azucarada. El Viejo Amo lamió el agua que goteaba de su cara y se dio cuenta de que era dulce. Miró a Aino y se encontró con que la niña le devolvía la mirada con las manos apoyadas en la cadera.

"¡Viejo cascarrabias, trataste mal a mi mami! ¡Nunca más te llamaré bisabuelo ni jugaré contigo! ¡Voy a golpearte con esta catapulta hasta que llores cada vez que te vea de ahora en adelante! ¡Hum!".

"Oh, vaya...". El Viejo Amo Henry no se sintió ofendido por la broma despiadada de su bisnieta. En cambio, se rio y comenzó a caminar lentamente hacia Aino con la espalda encorvada y las piernas temblorosas. "Aino, mi preciosa bisnieta, ven aquí. Deja que te abrace. El bisabuelo quiere ver si has crecido y engordado desde la última vez".

"¡No puedes abrazarme! ¡Te odio! Te uniste a otras personas para intimidar a mi mami". Aino se zafó como un pez y escapó de los brazos del anciano. Henry ya casi llegaba a los cien años, así que no había ninguna posibilidad de alcanzar a la pequeña de cinco años.

Aino corrió un par de metros antes de detenerse y decir: "¡Discúlpate con mi mami!".

Aino siempre había sido feroz y valiente cuando se trataba de proteger a su madre y no estaba dispuesta a dar el brazo a torcer. "¿No quieres disculparte? Entonces le pediré a papi y a mami que no te hablen nunca más. ¡Nunca volveré aquí! ¡Bah!".

Al ver la firmeza con la que su bisnieta se enfrentaba a él, Henry supo que no tenía más remedio que darse por vencido. Había conspirado junto al Viejo Amo Shaw durante los últimos días para preparar esta guerra contra su nieta política, y aun así terminó siendo un total fracaso.

En ese momento, Henry se vio abrumado al darse cuenta repentinamente que, al tener casi cien años, era demasiado viejo para aferrarse a los prejuicios. Su nieto tenía todo el derecho a casarse con la mujer que amaba, y ¿qué diferencia habría en la persona que eligiera?

Cada detalle se había grabado en sus huesos y en su alma y una simple disculpa no podría borrar esos recuerdos de su memoria. Aunque Sabrina no era una santa, nunca había hecho nada malo ni se había metido en el camino de nadie, así que no podía conformarse con nada menos que lo que se merecía.

"Lo siento", dijo ella, "Sebastian es mi esposo, así que vendré de visita con su permiso, y me quedaré lejos si no me quiere aquí. Pero no puedo perdonar a alguien que ha causado tanto sufrimiento en mi vida. Por favor, no me obligue ni intente convencerme de que lo perdone simplemente porque es lo 'correcto'".

Sabrina no se mostró prepotente ni sumisa al hablar, sin reservas ni miedo a enfurecer a nadie. El Viejo Amo Henry se sorprendió al darse cuenta de que su nieta política era una mujer íntegra, más de lo que jamás podría ser Selene.

Conmocionado por el nuevo respeto que sentía hacia Sabrina, el anciano respondió con sencillez: "Es culpa mía, me disculpo por haberlo dicho mal. No debí haber buscado tu perdón. Debo hacerte la promesa de que te lo compensaré en el futuro".