Castigado por su amor romance Capítulo 678

Lincoln se quedó con la boca abierta mirando a Sabrina y pronto se dio cuenta de que la sonrisa se había desvanecido de su rostro, dejando solo el odio puro y silencioso que salía de su alma.

"Sa...". Él intentó decir algo, pero parecía no poder encontrar su voz.

"Así es, lo recuerdas correctamente. Soy Sabrina, Sabrina Scott, no Sabrina Lynn", lo interrumpió Sabrina.

El corazón de Lincoln se estrechó un poco al entender lo que Sabrina realmente quería decir. "Eso no es... Yo... Pero aún así...", tartamudeó, pero fue interrumpido nuevamente por Sabrina antes de que pudiera terminar.

"¿Pero aún así me criaste por ocho años? Sé sincero, Señor Lynn, ¿realmente lo hiciste? Durante los ocho años que viví bajo tu techo, nunca me has mostrado cariño o te has preocupado por mi, a excepción de lo poco que me diste como mesada para vivir. No he recibido un dólar de tu parte desde que fui a la universidad. Además, creo que salde mi cuenta al tomar el lugar de tu hija en la cárcel, ¿no crees?".

Selene quiso refutar, pero pronto se dio cuenta de que su vida pendía de un hilo. Podía hacer que la mataran fácilmente si contradecía a Sabrina.

Lincoln también sabía que era mejor no discutir con ella. "Sabrina, sobre tu tiempo en prisión...".

"Puedo hacer hincapié en el hecho de que me enviaste a prisión. Es tu única hija, después de todo. ¿Cómo podría un padre soportar la idea de enviar a su niña a sufrir en la prisión? Bueno, ahí es donde tener una hija adoptada como yo es útil, ¿verdad? Señor Lynn, el amor por su hija realmente no tiene límites. Esa clase de amor realmente me dejó asombrada".

"Tu...". Lincoln pudo sentir cómo el miedo se manifestaba y se extendía en su interior como un virus al darse cuenta de que ella había algo oculto en sus palabras.

Un escalofrío recorrió la espalda de Lincoln mientras Sabrina hablaba. Estaba sudando en gran cantidad, era incapaz de deshacerse del miedo que sentía hacia cada palabra que ella decía.

Al notar su reacción, ella continuó: "Está sudando, Señor Lynn, ¿hizo algo malo?".

La pregunta lo golpeó como un rayo. Las rodillas de Lincoln cedieron y cayó al suelo, tosiendo y respirando con dificultad.

"Sabrina, yo...", empezó. Todo lo que necesitaba era un segundo, solo un segundo, y finalmente podría decir lo que había querido decir durante tanto tiempo. Pero Sabrina estaba decidida a no permitirlo.