Castigado por su amor romance Capítulo 949

"¡Sebastian Ford! ¿Crees que fuiste el único que fue exiliado al extranjero cuando era adolescente y se le prohibió volver a casa? Yo también fui exiliado una vez".

Holden miró a Sebastian con dolor. "Al menos, cuando estabas exiliado en el extranjero, tu padre te daba una mesada, mientras que tu madre era una arquitecta renombrada y tenía un trabajo envidiable en el extranjero. Aunque estabas en el exilio, no tenías que preocuparte por que comer, o por si tenías ropa para abrigarte, incluso tenías dinero extra para salir y hacer amigos. Sin embargo, ¿qué fue de mí?".

Sebastian guardó silencio.

En este momento, para Sebastian, Holden no parecía un enemigo. Era más bien como una ama de casa descontenta contándole sus frustraciones.

"¡No tenía nada! Lo único en lo que podía confiar era en mi inteligencia para los negocios y en mi deseo por construir mi imperio. ¡Podía quedarme en el Ala Este de la Mansión Payne y mandar a mi hermano porque lo apoyaba con mil millones de dólares! ¡Mil millones!".

"Con esa cantidad de dinero, podría construir un jardín flotante o una villa en la cima de una montaña en esta isla. ¿Tenía que quedarme aquí y depender de la ayuda de otras personas? ¡Solo sentí lastima por él! ¡Es un tonto sin talento”!

Al decir esto, Holden miró a Sebastian con frialdad. "¡Sebastian Ford, me gusta la mujer que te gusta, la niña que quieres, la pequeña princesa, a mí, Holden Payne, también me agrada! ¡Traté a Sabrina mejor de lo que tú alguna vez lo has hecho! La desechaste e ignoraste cuando llegaste a Isla Estrella, ¡pero yo nunca haría eso! ¡Aunque muera hoy en tus manos, quiero decirte a la cara que amo a Sabrina! ¡Y a Aino también!".

Sabrina se quedó en silencio.

Aino habló: "Tío Holden, no seas tan exagerado...".

Al oír el suave y gentil tono infantil de Aino, la expresión de Holden se suavizó inmediatamente, y dijo: "Lo siento, lo siento, pequeña princesa, lo siento. Olvidé que aún eres una niña. No puedes soportar presenciar una escena tan hostil. Lo siento, no te asustes, no tengas miedo".

"¡No tengo miedo!". Aino hablaba con orgullo: "Mi Papi es el papá más fuerte del mundo. Con mi papi protegiéndonos a mi mami y a mí, ¡no tengo miedo de nada!".