Castigado por su amor romance Capítulo 962

Al encontrarse con Sean y su esposa, el Viejo Amo Shaw les explicó detalladamente el motivo de su visita.

Incluso antes de que él pudiera terminar de hablar, Rose comenzó a llorar histéricamente. No solo eso, cayó de rodillas frente a él. “Tío Shaw, usted… usted me vio crecer, también vio crecer a Sean. Sabe que él y yo somos amigos desde la infancia. Fuimos a la universidad juntos, estudiamos juntos en el extranjero, luchamos duro y construimos el Grupo Ford juntos. Ya tenemos tres hijos. ¿Quiere ver a mi familia perfecta caer en ruinas de esta manera?”.

Al verla llorar y gritar así, el anciano se enfureció.

Él la cuestionó enojado: "Si sabes la importancia de tu familia, ¿por qué planearías todo tú misma y le conseguirias a Sean una amante?".

Mientras decía esto, el Viejo Amo Shaw tuvo que toser al sentirse culpable. No tenía derecho a juzgarla sobre esto, porque él mismo era un hombre casado que tenía una familia secreta. Por eso, apenas dijo estas palabras, se arrepintió.

Como era de esperar, Rose lo cuestionó de inmediato: “Tío Shaw, perdóneme por ser tan atrevida, ¿no tiene usted otra mujer a su lado? ¿Se divorciaría de su esposa para casarse con esa otra mujer?”.

¡Por supuesto que no! Nunca lo habría considerado. Apenas había visto al niño que esa mujer dio a luz. Desde su perspectiva, desde la antigüedad, las mujeres que los hombres tenían a su lado solo estaban destinadas a ser un juguete, y por ende, no debían considerarse relaciones reales y esenciales. Porque la mayoría de esas mujeres eran maliciosas y desagradables. Como prueba, no fue hasta su lecho de muerte que su amante le confesó que su hija era en realidad hija de su legítima esposa. La secuestró cuando era un bebé y la crió como si fuera suya. ¡Juzga por ti mismo! ¿Cuán malvada y conspiradora podría ser una amante como ella?

Ella continuó con firmeza: “Tío Shaw, el Grupo Ford necesita expandirse, pero algunas de sus subsidiarias enfrentan dificultades financieras. Si podemos aprovechar los recursos de esta isla aún subdesarrollada y hacer una fortuna con ella, podríamos usar el dinero para reanimar las subsidiarias en quiebra. El Grupo Ford puede salvarse y la economía de Ciudad del Sur no sufrirá. De esta forma, se pueden salvar miles de puestos de trabajo. Pero si nuestro plan en Isla Estrella llega a fracasar…”.

Rose no terminó su oración. Pero el anciano comprendió la gravedad de la situación.

Rose continuó: “Por el Grupo Ford y por el sustento de miles de empleados de la compañía, no tuve más remedio que permitir que mi esposo se estableciera en esta isla. Y la mejor manera de hacerlo era tener una relación con la hija del antiguo líder de la isla. Mi corazón sangraba cuando dejé a mi esposo en los brazos de otra mujer. Ahora bien, ¿realmente debo entregarle a mi esposo?”.