Castigado por su amor romance Capítulo 981

"Déjeme decirle la verdad, Señor Poole, la verdad acerca de cuántos años he estado esperando esas armas suyas. Basado en mis capacidades financieras personales, comprar esas armas con mi propio dinero hubiera sido demasiado costoso para mí, pero ahora, ¡me las arreglé para obtenerlas sin gastar un centavo! ¡Planeé durante seis años enteros este viaje para ti! Y has caído derechito en la trampa. ¡Debo decir que estoy muy agradecido, Tío Axel!".

"¡¿Por qué tú…?!". Axel levantó el brazo abruptamente, sus ojos se abrieron de par en par con rabia mientras miraba fijamente a Sebastian. Quería desesperadamente golpear el cráneo del hombre, pero su brazo cayó a su lado con impotencia. No podía, a menos que tuviera ganas de morir, porque Axel se dio cuenta de que ya no tenía ninguna ventaja contra Sebastian.

"Tío Axel, si no hubiera sido porque intentó hacerme daño una y otra vez, ¿cómo habría logrado apoderarme de un tercio de tus armas? Tú mismo lo has pedido. En Ciudad Kidon, no era rival para Alex ni siquiera cuando lo tenía todo, por no hablar de que has perdido un tercio de tus armas ahora. Tío Axel, su reinado ha terminado. No tendrá ninguna oportunidad contra Alex, ¡y no es rival para mí! Voy a dejarlo ir esta vez, ¡solo por el bien de Alex!".

Axel no quería otra cosa que enterrarse vivo en un agujero por tal humillación.

Después de decirlo todo, Sebastian se volvió hacia su esposa. "¿No estás cansada, Sabrina? Hemos estado aquí desde que aterrizamos, vamos a casa".

Sabrina asintió. "Vamos a casa, esposo mío".

La pareja caminó por delante de Axel y procedió a salir de la sala, dejándolo atrás como si no existiera. Justo entonces, la mesera entró con la cuenta y se la entregó a Axel.

"Señor, aquí está la cuenta".

Una vez que Axel salió por la puerta, vio un coche estacionado justo delante de las puertas del establecimiento. Conocía aquel coche. Era de su sobrino, Alex. Alex se había convertido en el único jefe de Ciudad Kidon, con un poder mucho más formidable que el de su padre cuando era joven. Naturalmente, eso significaba que la influencia de Alex había superado la de su tío.

Dos personas salieron del coche sin prisa y eran efectivamente Alex, y la mujer que le seguía a todas partes, Jane. Jane corrió hacia Sabrina en cuanto sus pies tocaron el suelo, al acercarse la revisó de pies a cabeza. Las dos parecían tan unidas que su interacción era casi idéntica a la de unas hermanas.

A Jane se le llenaron los ojos de lágrimas. "Sabrina, no pude localizarte durante las dos últimas semanas. Estaba muy preocupada. Te llamé la noche que llegaste a Isla Estrella, pero tu teléfono estaba apagado y se quedó así todo el tiempo después. ¿Está…? ¿Está todo bien en la isla? ¿Dónde está Aino? ¿Por qué no la veo por ninguna parte?".

Justo al decir la última palabra, alguien se tropezó con ella por la espalda. Jane se dio la vuelta y se sobresaltó inmediatamente. "¡Ah...! ¿Qué es esto?", exclamó.