«¡Lin Fan!»
«¡El nuevo presidente de Global Group!»-
Al observar las fotos de Lin Fan, Xu Tianlong podría sentir que su corazón estaba a punto de estallar. Este era su jefe máximo ¿cómo no sentirse sobrexcitado?
¡Riiin, riiin, riiin!
¿Eh?
Xu Tianlong arqueó las cejas. Cuando vio a su hijo en el identificador de llamadas, no pudo evitar ponerse impaciente antes de responder a la llamada:
-¡Diga!
Xu Tianlong hablaba en un tono apático. Sin embargo, podía escucharse que, inesperadamente, sollozaba en el móvil:
-¡Papá, ayúdame! ¡Casi muero! ¡Debes ayudarme a vengarme!
«¿Qué?» Tan rápido como las palabras salieron de su boca, la expresión de Xu Tianlong cambió drásticamente.
En la ciudad de Jiang, no había nadie que no conociera a Xu Tianlong o el Tianlong Group. ¿Cómo era posible que alguien se atreviera a hacerle una jugada de esas a su hijo? Especialmente en una forma en que casi lo matan.
«¡Esta persona no merece más que morir!»
—¿Qué pasó? ¿quién fue? la voz de Xu Tianlong fue volviéndose más fría y distante. Era como un feroz tigre que suprimía su ira.
Al oír su tono, Xu Ziheng, que estaba al otro lado del móvil, comenzó a ponerse eufórico. Sin embargo, fingió hablar en un tono asustado:
-Padre, fui golpeado por un Mercedes Benz recién. ¡Mi Lamborghini terminó hecho pedazos! ¡Casi muero en el coche!
¡Bum! Tan rápido como soltó estas palabras, la ferocidad que guardaba Xu Tianlong impregnó el aire alrededor. Su pulsión de asesinar y su ira se volvieron más y más grandes. Y había más:
-Padre, la persona que me chocó pertenece a la familia Bai. ¡El conductor del coche es ese inútil yerno adoptado de la familia Bai: Lin fan! ¡Debes vengarme! Tienes que enviar a alguien que lo atrape de inmediato. Quiero hacerlo añicos. Darle una muestra de lo que se siente que un coche te lleve por encima.
«¿Qué?»
«¿Lin Fan?»
Al escuchar esto, Xu Tianlong sintió como si le hubiera caído un rayo encima. Estaba aturdido, a punto de desmayarse.
Se apresuró hacia la computadora y echó un vistazo a la información sobre Lin Fan. Sus ojos parpadeaban sin parar mientras le preguntaba con voz profunda:
—¡Zi Heng, habla claro! ¿Ese Lln Fan es el mismo Lin Fan que está casado con Bai Vi?
«¿Cómo?»
Xu Ziheng estaba bastante confundido. No esperaba que su padre hubiera sido tan veloz en reconocer a este individuo.
-¡Así es, padre! Ese es el bastardo. ¡Ayúdame a matarlo! ¡Asesínalo!
¡Silencio!
En ese instante, Xu Ziheng notó el silencio del otro lado del teléfono cuando terminó de pronunciar esa oración. Usualmente, se escuchaba un jadeo constante proveniente de una voz áspera. Como si viniera de un tigre lleno de ira.
—Padre, tú... — Xu Ziheng quiso preguntarle de inmediato.
Justo cuando estaba terminando de pronunciar esas palabras, un estruendoso rugido de Xu Tianlong se
escuchó desde el otro lado:
~¡Xu Ziheng, tú, maldito cretino! ¡maldito bastardo! ¿tanto quieres que me maten?
-Te exijo que vayas rápido en busca del señor Lin; ¡arrástrate e implora su perdón! Si no te disculpa, ¡yo seré el primero en encontrarte y matarte!
Se escuchó un ruido de bocinas. Después de escuchar ese sonido ensordecedor, se desconectó la línea del móvil.
Xu Ziheng,«...»
Estaba completamente atolondrado. Claramente, casi había muerto. ¿Por qué debía disculparse con ese tal Lin?
«¿Qué estaba sucediendo? ¿Realmente era su padre biológico? ¿Qué pasaba?» Mientras Xu Ziheng se sentía perdidamente confundido, pudo oír sonidos distates provenientes de la llamada que Zhang Tian tenía al lado suyo. Igual que él, se esuchaba una voz que lo reprendía con enojo y miedo:
-Zhang Tian, maldito bastardo, ¡has causado un gran problema! ¡cómo te atreves a ofender al señor Lin! ¡Apresúrate! ¡Apresúrate y pídele disculpas al señor Lin! De otra manera, ¡no serás más mi hijo! Ahora, piérdete. ¡Ya no te reconoceré como mi hijo, maldito bastardo!
Mirando el móvil en su mano, Zhang Tian se encontraba igual de perplejo y sospechaba haber confundido a alguien y que ese no era su padre.
Cuando se dio cuenta de que la misma confusión de él, estaba en el rostro de Xu Ziheng, ambos tuvieron un mal presentimiento.
—¡Zi... Ziheng, parece que estamos en problemas!
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