—Señorita Guevara, su problema en la vista no tiene cura. Al final, el resultado será la pérdida total de la visión.
Camila Guevara sostenía los resultados médicos, parada en el pasillo del hospital, como si todo a su alrededor se hubiera vuelto borroso.
Ella pensaba que solo se trataba de cansancio extremo en los ojos. Jamás imaginó que el diagnóstico del doctor sería una sentencia definitiva.
Le quedaban menos de seis meses antes de quedarse completamente ciega.
Ese destino le resultaba imposible de aceptar.
Sacó su celular, dudando si debía intentar contactar a su esposo. Pero era horario laboral, seguro ni le contestaría. Además, dudaba que siquiera le importara que ella fuera a perder la vista.
—¿Supiste lo que pasó?
Del otro lado del pasillo, dos enfermeras se acercaban platicando en voz baja.
—Hoy el novio millonario de Valentina Gil rentó todas las salas de cine en Silvania. Invitó a todos sus fans a ver la película.
—Claro que lo supe, ¡si hasta soy fan de Valentina! Lástima que justo hoy no puedo ir.
—Qué envidia, ¿verdad?
—Nació con estrella, ni modo.
…
Camila levantó la vista y vio en la pantalla del televisor del pasillo una nota de espectáculos: "Hoy, el novio millonario de Valentina rentó todas las salas de cine de Silvania e invitó a sus fans a ver la película".
"Se rumora que en poco tiempo Valentina y el millonario se casarán. En ese momento, podría revelarse la identidad del novio".
Debajo de esa noticia aparecía una foto de Valentina con su pareja. Aunque solo se veía la espalda del hombre, Camila lo reconoció al instante.
Después de todo, era el hombre con el que llevaba casada cinco años.
¿Cómo no iba a reconocerlo?
Acto seguido, le llegaron varias fotos de facturas.
Todas tenían como encabezado el nombre de diferentes cines, junto con los montos exactos.
Camila lo entendió de inmediato. ¿Esas eran las facturas por rentar los cines para Valentina?
¿En serio pretendía que Finanzas pagara eso?
Leandro no podía esperar a que todo el mundo supiera que él era el misterioso millonario de Valentina.
¿Y ella? ¿Qué papel jugaba en todo esto?
Camila apretó con fuerza los resultados del examen médico, sintiendo cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.
Hizo todo lo posible por no llorar, contuvo el llanto y, con todo el coraje que pudo reunir, arrugó el papel y lo arrojó al bote de basura.

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