Consentida por el Presidente: Mi esposa es un poco dulce romance Capítulo 1046

Cathy negó con la cabeza y suspiró. “No se preocupen por eso, todos están tan ocupados y ya les he dado muchos problemas. No planeo interponerme más en el camino”.

Nell iba a tranquilizarla, pero fue interrumpida.

“No me digas que no fui un problema, sé que la razón por la que Sean aceptó ir a China no fue solo porque estaba preocupado por mí, sino también porque Gideon prometió darle un mejor equipo científico además de una gran suma de dinero todos los años para que haga lo que él quisiera. Aunque el dinero no significa mucho para ti, no puedo seguir aprovechándome de ti así, Nelly. Tuviste suerte y te casaste en la familia Leith, pero no podemos comportarnos inapropiadamente porque son amables con nosotros. Eso no es bueno”.

Nell escuchó su sermón y se echó a reír.

“Mamá, ni siquiera he dicho nada aún y me diste un sermón”.

Ella suspiró y tomó la mano de Cathy, dándole palmaditas.

“No te preocupes mamá, el dinero no es de Gideon. Tu hija es bastante capaz, no me menosprecies. ¡No soy tan buena ganando dinero como él, pero no soy como otras personas tampoco!”.

Cathy estaba muy al tanto de que el negocio de Nell estaba yendo muy bien.

La industria del entretenimiento del país ahora estaba dominada en gran medida por Anning Internacional.

Dos años antes, Nell solo actuaba como directora de relaciones públicas, pero lentamente, Gideon le entregó toda la compañía. Incluso transfirió sus acciones a su nombre.

Por lo tanto, ella ahora era oficialmente la Directora Ejecutiva de Anning Internacional junto con Entretenimiento Xinghui.

Entretenimiento Xinghui todavía estaba bajo Anning Internacional, pero eso fue solo porque Nell pensó que era solo una molestia separar a los dos, ya que ella era dueña de ambas compañías de todas maneras.

Para ser honesto, después de que ella transfirió a todos los artistas de Entretenimiento Xinghui a Anning Internacional y convirtió Entretenimiento Xinghui en una plataforma de video, ellos comenzaron a ganar casi tanto como Anning Internacional.

Por lo tanto, el dinero no era un problema para Nell. Ella tenía las agallas y el derecho de decírselo a Cathy.

Cathy sabía que tenía razón, pero a pesar de sentirse reconfortada, lamentaba lo ocupada que estaba ella.

Era una razón más para que ella no molestara a Nell por lo que quería, pero no se lo dijo.

Después de ordenar algunas especialidades de la tienda y pagar, ellas planearon llegar al castillo a las 11:30 a.m. en punto y luego partir juntas.

Cuando salieron de la tienda, Nell tuvo la molesta sensación de que alguien las seguía.

Ella se dio la vuelta para mirar, pero no había nadie más que los clientes de la tienda y los trabajadores concentrados en sus trabajos.

Nell frunció el ceño. ¿Estaba ella imaginando cosas?

Ella se deshizo de ese pensamiento y cruzó la calle con Cathy.

El coche todavía estaba estacionado allí y el conductor todavía llevaba el mismo sombrero de copa que llevaba esa mañana. Él salió del coche para abrir la puerta por ellas.

Cathy estaba extremadamente alegre como si su mente estuviera despejada, y el peso que llevaba en su corazón finalmente se desvaneció. Ella sintió como si estuviera caminando en el aire cuando se subió al coche.

Nell sintió su estado de ánimo contagioso y estaba charlando con ella.

El coche arrancó y se alejó lentamente.

Ambas damas le prestaron poca atención y compartieron sus pensamientos y sentimientos sobre cosas interesantes que sucedieron en el país hace algún tiempo.

Cathy parecía muy entretenida por las historias y pidió más como si estuviera compensando el tiempo perdido.

Los engranajes estaban haciendo clic en su cabeza y justo en ese momento, un dolor agudo atravesó su cuello.

Sus ojos se abrieron y se volteó para ver que alguien le había clavado una aguja en el cuello y que Cathy había sido sedada con alguna droga para dormir, por lo que se desmayó a su lado.

Nell fulminó con la mirada al hombre y abrió la boca para hablar, pero nada salió. Al final, sus párpados se volvieron pesados ​​y perdió el conocimiento.

Después de que se desmayaron, emergió el hombre que se escondía debajo del asiento del coche.

Ellos confirmaron que estaban inconscientes y relajadas.

El hombre se quitó la máscara y maldijo, “M*ERDA. Todo este problema solo para noquearlas. ¡Estaba muerto del aburrimiento ahí abajo! ¡Tu lo tuviste tan fácil, todo lo que tuviste que hacer fue conducir!”.

Sólo entonces el conductor se quitó el sombrero y sonrió fríamente.

“Deja de quejarte. No es mi culpa que tu físico no coincida con el del conductor. Tuve que hacerlo yo”.

Mientras hablaba, él centró su atención en el asiento trasero.

“¿La embarazada está viva?”.

“Está respirando”.

“Eso es bueno. El amo ordenó que ella estuviera a salvo a toda costa. Ella es nuestro mayor activo, nada debe pasarle”.

“Si, lo entiendo. Vamos a llevárselas al amo ahora”.