Consentida por el Presidente: Mi esposa es un poco dulce romance Capítulo 215

Al darse cuenta de que Thomas no había objetado, Sylvia se sintió aliviada y lo reconoció feliz. Entonces, las dos familias comenzaron a almorzar.

Sin embargo, al mismo tiempo, la puerta de la habitación privada se abrió a la fuerza.

Se dispararon los flashes de las cámaras, seguidos por numerosos reporteros que irrumpieron con sus cámaras y micrófonos.

"Señor Morton, escuché que las familias Morton y Jennings se han reunido aquí hoy para discutir el matrimonio entre Celine y usted. ¿Es esto cierto?".

“¿Se ha confirmado el día de la boda? ¿Cuándo es?".

"El hecho de que usted sea el Joven Maestro de los Mortons y ella una celebridad de primer nivel, ¿cómo se llevará a cabo su boda?".

“Escuché que ambos se conocen desde su juventud y han estado juntos por muchos años. ¿Podría compartir su historia de amor con nosotros?”.

"..."

Innumerables voces resonaron en la habitación mientras los obturadores de las cámaras se abrían repetidamente. Además, con el parpadeo constante de destellos brillantes, cegó temporalmente los ojos de todos los que los rodeaban.

Instantáneamente, el ambiente en la habitación privada cambió.

Cuando los periodistas entraron a la fuerza en la habitación, el rostro de Thomas se ensombreció.

Jason también fue tomado por sorpresa. Entonces, pensó en algo y miró a Celine con incredulidad.

Había una mirada fugaz de culpa en el rostro de Celine. Pronto, lo escondió y negó con la cabeza mientras miraba a Jason con ansiedad.

"Hermano Jay, no fui yo, no lo hice".

Sylvia, que estaba sentada frente a ellos, también fingió asombro, pero se calmó rápidamente y sonrió a los reporteros.

“Gracias a todos por su preocupación por Celine. Sin embargo, la reunión de hoy es privada. ¿Podrían entrevistarnos en otro momento? Hoy... no es un día apropiado".

Mientras hablaba, miró a Thomas con preocupación. La disculpa y la impotencia en sus ojos eran obvias.

Mientras tanto, Thomas mantuvo su ceño fruncido y fingió no notar su mirada.

Jason finalmente volvió a sus sentidos. En tales circunstancias, la evasión era inútil.

Los reporteros ya estaban allí y nunca se irían sin obtener las respuestas que querían.

Entonces, se puso de pie y miró a las cámaras. “Como pueden ver, las familias Morton y Jennings están reunidas hoy para discutir el próximo matrimonio. Aunque Celine es una celebridad y puedo entender que le tomen fotos, nuestros padres son ajenos al mundo del espectáculo. La agenda de hoy es muy personal y espero que todos lo comprendan”.

“Sin duda, una vez que hayamos llegado a una conclusión, notificaremos a la prensa lo antes posible. Así que tengan la seguridad de que lo haremos”.

Es la hora del almuerzo y ustedes han estado trabajando duro. ¿Por qué no bajan las escaleras para un descanso y comen algo? Yo pagaré la factura".

El discurso de Jason fue compasivo, clemente y cortés. No se molestó porque los reporteros hubieran interrumpido su agenda personal ni fue en contra de sus propios principios al ceder ante la prensa al revelar más detalles.

Además, anunció que invitaría a almorzar a los reporteros y este gesto apaciguó a estos últimos en el proceso.

En verdad, fue un ejemplo de libro de texto de la forma correcta de reaccionar ante la prensa.

Al observarlo, el corazón de Sylvia se había llenado de alegría y emoción.

Celine tenía buen gusto. ¡Un hombre como Jason Morton definitivamente ayudaría a la familia Jennings y los ayudaría a ascender en la escalera del éxito!

Después de escuchar el discurso de Jason, los reporteros se negaron a decir nada más.

Aunque todavía tenían más preguntas que hacer, era inútil ya que Jason no las respondía y empezaron a aparecer guardaespaldas. Por lo tanto, tuvieron que irse.

Diez minutos más tarde, el silencio y la tranquilidad regresaron a la habitación privada.

La atmósfera se volvió algo incómoda.

Thomas se quedó quieto sin decir una palabra.

Shaun quería hablar para iluminar el ambiente. Sin embargo, no era muy bueno con las palabras y decidió quedarse callado, para no hacer el ridículo.