Consentida por el Presidente: Mi esposa es un poco dulce romance Capítulo 636

Un segundo después, Joel Foster dijo inexpresivamente: “Está bien, tengo un pariente aquí, así que me quedaré en su casa esta noche”.

El miembro del equipo escuchó esto e hizo una pausa.

“Oh, ¿viven muy lejos? Necesitamos levantarnos temprano mañana. ¿Puedes llegar a tiempo?”.

Joel se quedó sin expresión y respondió: “Sí puedo”.

La persona escuchó esto y no quiso indagar más, así que él solo asintió.

“Está bien, cuídate”.

El miembro del equipo luego entró a la habitación.

Lucy Katz, que estaba abriendo la puerta en ese momento, escuchó su conversación.

Después de abrir la puerta, ella miró hacia atrás y vio al hombre parado allí con las manos en los bolsillos. Él la miró y sonrió tímidamente.

Lucy lo miró con severidad.

Ella no le dio la oportunidad de hablar antes de que ella entrara a la habitación.

Lucy cerró la puerta y giró la cerradura con un movimiento rápido.

Una vez que lo hizo, ella aplaudió con orgullo.

'¡Ha! ¿Quién te pidió que vinieras aquí y me asustaras? ¡Veamos cómo te las arreglas esta noche!'.

Ella casualmente tiró su bolso a un lado y fue al baño para tomar una ducha.

Al otro lado de la puerta, Joel no pensó que ella cerraría la puerta.

Inicialmente, él ya había preparado una tarjeta de repuesto para la habitación de Lucy e iba a colarse sin que nadie se diera cuenta.

¡Nunca hubiera pensado que esta mujer lo dejaría fuera!

Con el pestillo en su lugar, él no podía entrar a la habitación solo con la tarjeta.

Joel lo pensó y se dio la vuelta para salir.

Él sabía que esta vez, su comportamiento impulsivo había agitado a Lucy.

En ese momento, si él hubiera abierto la puerta a la fuerza, ella se enfurecería.

Para evitar agitar aún más a su esposa, el Segundo Joven Amo Foster decidió usar algunas tácticas indirectas para resolver este problema.

Fue entonces cuando Lucy acababa de salir de la ducha. Ella tarareó una melodía alegremente mientras salía del baño cuando vio una sombra acercándose sigilosamente a su ventana.

Ella estaba atónita y su cuerpo se congeló.

En el siguiente segundo, ella gritó.

“Ah… Fantasma…”.

Ella no pudo gritar por mucho tiempo antes de que el hombre de la ventana saltara adentro y le tapara la boca.

“¡Para de gritar! ¡Soy yo!”.

Lucy se sorprendió al escuchar una voz familiar. Cuando ella volvió a sus sentidos, reconoció quién era.

Se sintió enojada y exasperada.

“¡Joel Foster! ¿Estás enfermo de la cabeza? ¿Por qué te metes en el balcón de alguien a estas horas de la noche? ¡¿Sabes que me vas a matar del susto?!”.

El rostro de Joel estaba ofendido cuando Lucy lo reprendió.

“Esposa, no quería hacerlo… pero cerraste la puerta con el pestillo y no podía entrar, así que solo pude subirme”.

Mientras él decía esto, parpadeó con sus lastimosos ojos hacia ella.

Lucy estaba atónita.

Ella se quedó sin palabras.

Después de todo, lo que dijo Joel era cierto.

Ella lo dejó afuera. Él no tenía otra forma de entrar, excepto por la ventana.

Cuando ella pensó en esto, su habitación tenía más de 10 pisos de altura y no sabía cómo el hombre se las había arreglado para subir hasta aquí. Sin importar cómo subiera, aún sería peligroso.

El rostro de Lucy se puso negro.

Joel también sabía que esta vez se había excedido.

Para apaciguarla, él rápidamente suplicó por piedad.

“Está bien, está bien. Estuve equivocado. Es mi culpa. Por favor, no te enojes conmigo…”.

Lucy sabía que no tenía sentido que se enojara.