Consentida por el Presidente: Mi esposa es un poco dulce romance Capítulo 778

Al final, él bajó la cabeza y dijo: “Está bien, pero como amigo, todavía no deseo que ninguno de los dos resulte herido. Hace cuatro años, estuve a su lado por las circunstancias en ese momento, no porque tuviera malas intenciones hacia ti. Vick, espero que lo entiendas”.

Vickie no dijo nada. Sus cejas permanecieron tan tranquilas como antes, pero en el rabillo del ojo, había un brillo suave.

Ella respondió con indiferencia: “Todo está en el pasado”.

¡Sí, todo está en el pasado!

Todas las heridas que ella sufrió, ella podía ignorarlas. Todo el dolor que soportó, podía olvidarlos. Todas las personas que la traicionaron, podía perdonarlas.

Aunque una cosa que no podía ignorar era olvidar y perdonar.

Esos eran los hermanos y hermanas que habían muerto a causa de ella.

Aunque ellos sabían de su relación con Gregory, todavía estaban dispuestos a confiar en ella y creían en su promesa de que no traicionaría a la organización.

Todos la trataron con sinceridad y la recibieron con entusiasmo. Creían que el negro era negro y el blanco era blanco. A pesar de saber que era amiga de la infancia de Gregory, creían en su convicción y que no pondría a nadie en peligro por su propio interés egoísta.

Al final, ¿ellos qué obtuvieron?

Fue una traición al rojo vivo, una matanza inhumana. Era dolor y arrepentimiento forjados a partir de sangre fresca que fluía.

Hubo innumerables noches en las que, mientras Vickie yacía en la pequeña cama de metal dentro de su celda de la prisión, miró fijamente la noche oscura y se preguntó para sí misma.

Si pudiera retroceder en el tiempo, ¿qué habría elegido?

Ella desde luego no habría elegido estar con Gregory. Además, definitivamente no habría optado por creer en él, en el momento más crítico, que él mantendría separados sus asuntos públicos y privados, que él no usaría su relación como un arma y que no se aprovecharía de sus sentimientos.

¡Ella era demasiado ingenua!

¡Realmente demasiado ingenua!

Fue así como se aprovechó de su confianza y sus sentimientos por él. Paso a paso, él se acercó a los miembros principales de la Organización del Pájaro Bermellón. Utilizando la confianza de la Organización del Pájaro Bermellón en Vickie, él filtró información falsa y finalmente los atrapó a todos de un solo golpe. Luego, los mató a todos.

¡Qué corazón tan cruel!

Considerando lo cruel que era su corazón, ¿él porque no la mató junto con ellos?

Vickie había pensado en esto innumerables veces, pero no tenía respuesta.

Quizás no sabría la respuesta por el resto de su vida.

Mientras estaba atrapada en sus pensamientos, se oyeron pasos. Ella se sacudió levemente y regresó al presente, pero todo lo que vio fue a Yuliana sosteniendo el brazo de Gregory y marchando hacia ella con una expresión lívida.

“Gregory, mira, ella fue la que me abofeteó. Todavía tengo la cara hinchada. Solo quería servirle un vaso de agua, pero me golpeó. ¿Cómo puede haber una persona tan irracional en el mundo?”.

Ella se agarró del brazo de Gregory y lo miró con expresión agraviada pero respetuosa.

La expresión de Gregory era indiferente, no había indicios de alegría ni enojo. Sin embargo, su mirada hacia Vickie tenía una pizca de desprecio malicioso.

“¿Oh? ¿Dijiste que ella te golpeó?”.

“Sí”.

“Entonces golpéala de vuelta. ¿Por qué me arrastraste aquí?”.

Cuando él dijo eso, Yuliana se sorprendió.

Massimo se aclaró la garganta y no pudo evitar explicar: “Gregory, esto no es culpa de Vick. Yuliana fue la que vertió un vaso de agua sobre Vick primero, y por eso Vick tomó represalias”.

“¿Vick?”.

Gregory pronunció la palabra en voz baja, luego entrecerró los ojos para mirar a Massimo.

Massimo tragó saliva.

Por la mirada de Gregory, Massimo recibió una peligrosa amenaza. Él inmediatamente cerró la boca y dio un paso atrás. Luego, volteó la cabeza y miró en otra dirección, fingiendo que no había dicho nada.

Sólo entonces Gregory retractó su mirada.

Por otro lado, mientras Vickie observaba cómo se desarrollaba todo esto, sintió un escalofrío en el corazón, pero su expresión permaneció impasible.

Ella simplemente respondió con frialdad: “La golpeé, ¿y qué?”.