Consentida por el Presidente: Mi esposa es un poco dulce romance Capítulo 980

Nell nunca supo que Cathy estaba en la capital antes de esto, pero ahora que lo sabía, ¿cómo podía dejar que su madre viviera en el territorio de otra persona?

Por lo tanto, ella tiró de Cathy y le susurró: “Mamá, si no te importa, ¿por qué no te quedas con nosotros en estos días?”.

Cathy estaba sorprendida y confundida. “¿Por qué me quedaría contigo?”.

Nell se rio. “Mírate, ¿cómo puedes estar confundida? Soy tu hija. Cuando una madre visita la ciudad de su hija, ¿dónde más se quedaría además de con su hija?”.

Cathy estaba perdida. Parecía que entendía las palabras de Nell, pero al mismo tiempo estaba dudando.

Sean frunció el ceño.

Él dijo en voz baja: “No es necesario. Sé que ustedes dos tienen buenas intenciones, pero la mente de Cathy aún no se ha recuperado por completo. Ella está acostumbrada a vivir aquí, por lo que no será bueno cambiar el entorno, ya que fácilmente afectaría su estado de ánimo”.

Nell se quedó estupefacta, sin comprender del todo lo que quería decir Sean.

“Pero esta es la mansión del Señor Donnelly, ¿verdad? ¿Vivir en la mansión del Señor Donnelly no afectaría también a su estado de ánimo?”.

El ceño de Sean se profundizó. Sin embargo, al pensar en la relación de ella con Cathy, él explicó pacientemente: “Aunque esta es la mansión del Señor Donnelly, él ha reservado un pequeño patio para nosotros, por lo que no nos molestaría si nos quedamos allí. Sin embargo, tu residencia Leith es grande y complicada, por lo que me preocupa que Cathy no esté acostumbrada. Preferiríamos no hacerlo”.

El rostro de Nell se ensombreció.

“Señor Miller, creo que lo has malinterpretado. Aunque la residencia Leith es grande, no tiene nada de complicada. Además…”.

Ella hizo una pausa y miró a Cathy antes de continuar: “Mamá, ahora en realidad tengo dos hijos y tengo un tercero en mi vientre. ¿No quieres ver a tus nietos?”.

Cathy estaba sorprendida, pero pronto reaccionó a la alegre noticia.

Ella reveló una sonrisa y miró el estómago de Nell.

“¿Estás embarazada? Felicidades, eso es realmente genial, pero yo…”.

Forzando una sonrisa, ella finalmente se negó. “No quiero ir, Nelly. Qué tal… olvídalo. En cuanto a los nietos, ¿puedo verlos la próxima vez?”.

Las cejas de Nell se fruncieron imperceptiblemente.

Ella sintió el rechazo de Cathy, pero no entendió el motivo.

Así que frunció los labios y suspiró. “Bueno, ya que insistes, no te forzaré”.

Luego, ella le entregó el bolso a Cathy.

“Nos separaremos aquí. Vendré a recogerte mañana por la mañana”.

Cathy asintió y le dijo que condujera despacio antes de entrar a la mansión con Sean.

Nell y Gideon se quedaron allí, viendo cómo sus siluetas desaparecían por completo antes de irse.

De camino a casa, Nell se sentó en el coche en silencio, sin decir una palabra.

Gideon se acercó para tomar su mano y le preguntó: “¿Qué tienes en mente?”.

Nell dijo en voz baja: “Me pregunto cómo va a mejorar la situación de mi madre”.

Gideon arqueó las cejas.

“¿Qué quieres decir? ¿No dijiste que no la obligarías a recordar el pasado?”.

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