CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 100

REGRESO AL AQUELARRE.

El aquelarre de Morana se convirtió en un refugio para todos. Cassian había logrado recuperarse de sus heridas gracias al poder de Aylin, sin embargo, Sebastián y Lorcan aún necesitan tiempo para sanar completamente. Cuando finalmente llegaron al aquelarre, Aylin y Cassian se apresuraron a ver a su hijo, Rowan. Al entrar en la habitación, sus corazones se llenaron de alegría al verlo recuperándose satisfactoriamente. El pequeño sonrió al ver a sus padres.

―¿Mami?

―Sí, mi amor… es mamá. ―Aylin se inclinó y besó su frente ―¿Cómo te sientes?

―Estoy bien mami. ―Rowan miró a su padre y luego a su madre ―Ahora seré un lobo, ¿verdad? Porque soy valiente.

Cassian sintió una gran emoción en el pecho, su hijo era perfecto. Se acercó lentamente y acarició su cabello.

―Claro que sí, campeón, eres un gran lobo.

Los ojos del niño brillaron emocionados, sabiendo que finalmente sería parte de lo que tanto había soñado.

―Sin embargo, tienes que descansar ― ordenó Aylin ―Tenemos un largo viaje, regresaremos a nuestra manada.

Rowan no podía estar más emocionado.

―¿Viviremos allí?

Aylin miró a Cassian y rodeó su hombro y luego besó suavemente tu sien.

―Sí, mi amor. A partir de ahora, viviremos como lo que somos… lobos.

―¡Sí! ¡Seré un gran lobo!

Cassian y Aylin sonrieron al ver la felicidad de su hijo. Después de tanta angustia y preocupación, finalmente pueden respirar tranquilos. La guerra había terminado y ahora están reunidos como familia.

Mientras tanto, Morana, ordena a las mujeres para que cuiden de Callum, Sebastián y Lorcan. Sin embargo, nota que el beta de Cassian está bastante herido. Su instinto protector se despierta y decide tomar personalmente la responsabilidad de curarlo. Con delicadeza, lo llevó a un rincón apartado y comienzo a limpiar sus heridas.

Lorcan la miro seriamente.

―¿Por qué haces esto? Creí que te caía mal.

Morana siguió haciendo su trabajo y únicamente sonrió.

―No tengo una mala impresión de ti. Al contrario, eres tú quien piensa mal de mí, ¿o no?

Lorcan bajo la cabeza, un poco avergonzado.

―Me disculpo si dije o hice algo que te ofendiera.

Morana no pudo evitar echarse a reír.

―Ahora si empiezas a agradarme… o mejor dicho acepto que me agradas.

―¿Aceptas?

―Sí. No sé por qué, pero cuando te vi… fue como una especie de emoción dentro de mí.

El beta estaba estupefacto.

―¿Tú también lo sentiste?

―Sí. ―Morana suspiró y continuó limpiando su herida ―Pero no es amor. Tú no eres mío.

La seguridad con la que dijo que no era de ella, lo impresionó. Pero sabía que tenía razón, únicamente había sido una sensación diferente, pero nada ligado al amor.

―Y tú tampoco eres mía.

―Lo sé. Mi corazón ya pertenece a otro. Los vampiros somos diferentes a ustedes, mientras un lobo reconoce a su pareja por su aroma… el corazón de un vampiro está muerto hasta que encontremos a nuestro novio (a) para la eternidad. Solo así nuestro corazón volverá a latir.

Lorcan alzó una ceja.

―Y ese novio está cerca, ¿verdad?

Morana guardó silencio y luego sonrió.

―Haces demasiadas preguntas, ¿sabes?

El beta dijo coqueto.

―Si mi corazón no estuviera comprometido… lucharía por ti ―dijo esto último como un susurro, haciendo que Morana se sonrojara.

―¿Debo pensar que tu alma gemela… ya no está contigo?

―No te equivocas.

―Vaya, es muy raro. Por lo general, una vez que encuentras esa alma gemela… nunca la dejaras ir, así tengas que caminar sobre brasas ardiendo.

―El hecho de que la diosa te la obsequie, no quiere decir que sea buena. En algunos casos son traicioneras.

Morana entendió de inmediato.

―¿Te engaño?

―Haces demasiadas preguntas, ¿sabes?

―Touche.

Los dos se echaron a reír como si fueran buenos amigos.

―No sé qué pasó con ella ―Morana termino de limpiar las heridas de Lorcan ―Solo te aconsejaré que siempre veas las dos caras de la moneda.

El beta dejó de sonreír.

―No merece el beneficio de la duda cuando lo ves con tus propios ojos.

―Igual siempre debes ver la otra cara.

―Podría asegurar que tú no lo haces.

Morana hizo una mueca.

―En este caso… fui yo quien lo jodió todo. En mi defensa diré que tuve mis razones.

―¿Tú y el beta de Sebastián tienen algo?

―Tuvimos.

REGRESO AL AQUELARRE. 1

REGRESO AL AQUELARRE. 2

REGRESO AL AQUELARRE. 3

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX.