¡DESHAZTE DE ÉL!
―¿Y dices que no te interesa? Estuviste a punto de aceptar un desafío por ella. ―Lorcan dijo mientras le servían un poco de hidromiel.
Después de que uno de los ancianos llegara para controlar a Logan, Cassian regresó junto a Aylin y Lorcan a la gran casa. Su rabia no había desaparecido, únicamente se había controlado por Aylin, descubrió que ella tenía el don de calmarlo, no sabía que tan bueno o malo podría ser eso para él.
―No iba a dejar que Logan me viera la cara, pero tengo que aceptar que Aylin tiene razón esta vez, él únicamente quiere sembrar el caos en la manada.
―Tu compañera es bastante inteligente, Cassian. Además de hermosa, tiene cerebro, algo muy inusual para las rubias.
Un gruñido hizo que Lorcan se echara a reír.
―No lo digo con mala intención, pero es sabido que las rubias son cabeza hueca, bueno, la tuya no.
―Cierra la boca ―le ordenó.
―Ahora, volviendo a lo que de verdad importa, ¿vas a liberar al padre de Aylin?
―Es una concesión que haré por ser mi luna, sin embargo, una vez que Rowan me diga lo que quiero saber, tendrá que exiliarse, supongo que irá con Patrick.
Lorcan torció los labios.
―¿Crees que ella lo permitirá? Digo es su padre.
―Tendrá que hacerlo, aun si es mi compañera, es su deber obedecerme.
―Pues lamento decirte que ella no tiene madera de sumisa, Cassian. No es Ruth, quien accedía a tus peticiones ―el rostro del alfa se oscureció ―Oye, no puedes ponerte así cada vez que hablan de ella, termina de pasar la página.
―Nunca.
―Estás con otra ahora ―Lorcan se inclinó hacia el escritorio ―¿Cómo piensas que se sentirá ella si sabe que su pareja aún venera el recuerdo de otra?
―No tiene por qué importarle, fui claro con ella desde el principio.
―¿Estás escuchándote? No fue eso lo que vi hace un momento, estás actuando mal, Cassian. ¡Lo sabes!
―No le prometí que la amaría, dije que la protegería, que es muy distinto. ―el alfa, se bebió el trago de un solo golpe.
―Cassian, no te entiendo ―Lorcan exhalo un poco ―¿Por qué unirte a ella si no pretendías rehacer tu vida?
El otro guardó silencio un momento, no pensaba decirle a su amigo que la condenada mujer era su alma gemela, incluso él se negaba a reconocerlo.
―Sabes por qué, el consejo quería que lo hiciera, pero no estaba en mis planes emparejarme de nuevo. No la quiero.
Una sonrisa burlona se formó en los labios de Lorcan.
―Repítelo las veces necesarias hasta que te lo creas. Si todos podemos verlo, tú también.
Cassian se cruzó de brazos y dijo.
―Solo voy a seguir con esto hasta que venza el plazo. La dejaré ir, puedes estar seguro.
Lorcan se puso de pie y levantó las manos.
―Vamos, Cassian. Te comportas como un poseso con ella, ¿todavía no aceptaras que es tu alma gemela?
―No. ―espeto antes de volver a su máscara fría ―Ya tengo un alma gemela.
Él no tuvo que explicarle nada más, Lorcan sabía a quién se refería, el beta negó levemente y vio a su amigo salir a la sala de reuniones, después de un suspiro lo siguió.
―Espero no te arrepientas ―murmuro.
Cassian que iba delante, dijo.
―No lo haré.
Mientras tanto, en la sala de reuniones, una demacrada Freya aún tenía las manos atadas. Varios ancianos del miembro del consejo, Cassian y Logan estaban presentes.
―Bien, tal como acordamos, Freya saldrá una vez que la ceremonia fuera un hecho. ―dijo Rieka, el mayor de todos. Miró a uno de los guardias y este quitó las ataduras de las muñecas de Freya.
―Cassian, como alfa de esta manada, te corresponde tomar la decisión sobre el destino de Freya. ¿Qué decides? ―el otro anciano, Viltarin pregunto.
Cassian dio un paso adelante y se detuvo frente al consejo de ancianos.
―Le concederé otra oportunidad ―dijo determinado ―Sin embargo, por tus acciones te exijo que le pidas perdón de rodillas a Aylin y que sea ella quien decida tu destino.
El estómago de Freya se tensó y todos los presentes comenzaron a murmurar.
―¿Pedirle perdón?
―Así es, si bien desobedeciste mis órdenes, fue a ella quien lastimaste, era su madre después de todo.
―Cassian, ¿Cómo puedes dejar esta decisión en manos de tu compañera? ―Rieka se apresuró a reprocharle ―Nuestras mujeres no intervienen en estos asuntos.
―Pero la mía, sí ―respondió severo ―Era su madre, es mi compañera, tiene todo el derecho a decidir.
El anciano gruñó por su respuesta.
―Vamos a dejar algo en claro, el hecho de que tome en cuenta sus opiniones, no quiere decir que tenga que seguirlas al pie de la letra, recuerden que soy el que manda. Hasta el momento he intentado gobernar de la misma manera que lo hacía mi hermano, pero eso no significa que van a decirme que hacer o que no.
Cassian volvió a mirar a Freya y dijo.
―¿Qué decides entonces? ¿Una disculpa pública delante de todos o…?
―¡Me disculparé! ―ella respondió a toda prisa, haciendo que Logan que hasta el momento solo había estado observando, se enfadara.
―Bien, después de todo eres inteligente. ―se dio la vuelta y salió de la sala de reuniones acompañado de los demás.
Fueron al patio principal, Cassian ordenó a los guerreros que reunieran a la manada y por supuesto envió por Aylin. Pero, Leila le dijo asustada que no estaba en su habitación.
―¿Y dónde está?
―No lo sé, alfa.
Los labios de Cassian se volvieron una línea fina y estaba a punto de pedirle a Lorcan que la buscara cuando escuchó su risa. Agudizo el oído y siguió la dulce voz. Su estómago se tensó cuando la vio.
Aylin estaba riéndose, sentada junto al idiota que se hacía llamar su mejor amigo. Los ojos de Cassian se entrecerraron y una punzada de celos mezclada con un poco de ganas de matar lo envolvió.
«¡¿El maldito no piensa darse por vencido?!»
«Es tu culpa, si la marcaras, esto no estaría pasando» le reprocho su lobo.
De repente, la idea de que ella se interesara en el dichoso amigo de la infancia no le gusto. Camino hacia ellos tratando de mantenerse bajo control, sus sentimientos le parecían irracionales dado lo que acababa de decirle a Lorcan.
―Ven aquí, Aylin ―ordeno en cuanto llegó.
Ella miró hacia arriba y la sonrisa se esfumó de su cara.
―¿Por qué? No estoy haciendo nada malo, Lyall y yo…
―Me importa una m****a que estabas haciendo con Lyall ―gruño y se inclinó para agarrar su brazo con demasiada fuerza. ―Tenemos un asunto que resolver.
―¡Oye, me lastimas! ―se quejó tratando de salirse de su agarre. ―¿Y qué tengo que ver yo con tus asuntos?
Lyall que hasta el momento no pensaba intervenir, no pudo seguir quedándose quieto al ver la actitud de Cassian.
―Las estás lastimando ―dijo valiente.
Pero Cassian rugió en respuesta, mostrándole su dominio.
―No interfieras en esto, muchacho.
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