¡PERTENECER A OTRO!
Aylin colgó el teléfono y se dirigió a la puerta.
―¿A dónde vas?
―Faltaron algunas cosas por entregar, el pedido acaba de llegar, dijeron que se accidentaron. Tengo que bajar para confirmar.
Sebastián se guardó el teléfono en el bolsillo y la siguió.
―Vamos, te acompañaré y luego iré a casa ―le dio una mirada complicada ―Hoy es la última noche que pasó en compañía de Rowan.
―Sebastián…
―Sí, sí, sé tus razones. Pero sigo pensando que debiste quedarte a mi lado.
―Voy a estar bien.
Aylin le dio una pequeña sonrisa y tomó la llave de la casa y salieron. Cuando salió por la puerta principal del edificio, de repente se mareó y gimió levemente.
―¿Estás bien? ―Sebastián se apresuró a sostenerla y le dio una mirada llena de preocupación.
―No lo sé, me mareé de repente ―agito su mano ―Debe ser el estrés, toda esta situación me afecta demasiado.
―¿Quieres que vayamos con Cris?
―No, de verdad estoy bien.
―¿Seguro? ―Sebastián acunó sus mejillas y sonrió ―No intentes hacerte la fuerte, sabes que no quiero que nada te pase.
Su dulzura la hizo sonrojarse y Aylin bajo cabeza como una colegiala sonrojada. El alfa se echó a reír.
―¿Estás nerviosa? ¿Es eso? ―Sebastián le beso la punta de la nariz. La miro serio y suspiro ―Si pudiera enamorarme, lo haría de ti. Podría afirmar que eres lo que busco en una compañera.
De repente, una peligrosa idea brilló en la mente de Aylin.
―¿Qué pasa, por qué tienes esa cara? ¿Te sientes mal otra vez?
―No. ―ella continuó mirándolo, buscando la manera de explicarle lo que estaba pensando. Acercó su rostro y se encontró con un par de brillantes ojos color marrón, llenos de diversión ―Sebastián…
Cassian acababa de llegar y se encontró con esta escena. Aylin estaba en los brazos de Sebastián y además a punto de besarlo. En un instante, sus ojos se cubrieron con una fuerte hostilidad y avanzó, para luego sacarla de sus brazos.
―¿Qué…?
El cuerpo de Aylin fue jalado repentinamente y ella cayó en los brazos del otro hombre sin entender, luego las grandes manos que sostenían su cintura la apretaron firmemente como pinzas de hierro. Giró levemente el rostro y se encontró con los feroces ojos de Cassian.
―¿Qué…? ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ―ella luchó por apartarse, pero él no se lo permitió.
―Señor Blackwood, ¿Qué es esto? ―el otro alfa dio un paso al frente y sus ojos ahora enojados se clavaron en Cassian ― ¿No lo bastante claro la última vez?
Cassian no respondió, pero Aylin podía sentir la ira fría que emanaba de él. Los latidos de su corazón eran violentos y sus manos se apretaban con fuerza alrededor de su cintura. Ella intentó liberarse, pero sus esfuerzos fueron en vano.
―¡Cassian déjame ir! ―grito, perdiendo la paciencia.
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