CONTRATO CON EL ALFA, EL TIO DE MI EX. romance Capítulo 97

LA SALVACIÓN DE ROWAN.

Lorcan avanzó hacia los guerreros vampiros, decidido a distraerlos para que Aylin, Cassian y Sebastián pudieran entrar al castillo. Los vampiros se giraron para enfrentarlo, sus ojos brillando con una sed de sangre inquietante.

―¿Qué tenemos aquí? ―preguntó uno de los vampiros, con una sonrisa malvada en su rostro. ―¿Un humano valiente que piensa que puede enfrentarse a nosotros?

―¿Valiente? No lo sé ―respondió Lorcan con una sonrisa burlona. ―Pero definitivamente estoy dispuesto a intentarlo.

Los vampiros se rieron, suponiendo que Lorcan era un tonto por enfrentarse a ellos. Pero no sabían de lo que era capaz.

Lorcan se lanzó hacia delante, esquivando los ataques de los vampiros con facilidad. Saltó y rodó por el suelo, evitando los golpes mortales que le lanzaban.

―¡Vamos, vengan por mí! ¡Asquerosos chupasangres! ―gritó Lorcan, desafiando a los vampiros.

Mientras tanto, Aylin, Cassian y Sebastián se deslizaban por los pasillos del castillo, evitando las patrullas de guardias y las trampas mortales.

―¿Crees que Lorcan podrá mantenerlos ocupados el tiempo suficiente para que podamos entrar? ― preguntó Aylin, preocupada.

―Lo espero ― respondió Cassian con determinación. ―Pero no podemos permitirnos perder tiempo.

Mientras tanto, Lorcan seguía luchando contra los vampiros, su cuerpo cubierto de cortes y moretones. No obstante, no se detuvo. Sabía que tenía que mantenerlos ocupados el mayor tiempo posible.

―¡Vengan, bestias asquerosas! ― gritó Lorcan, mientras lanzaba un golpe mortal contra uno de los vampiros.

Cassian y Aylin se adentraron en los intrincados pasillos secretos de la fortaleza, guiados por su determinación de encontrar a Rowan. Cada paso que daban resonaba con urgencia en sus corazones, sabiendo que el tiempo era crucial. Por otro lado, Sebastián, se aventuró en otra dirección, explorando cada rincón en busca de alguna pista que pudiera llevarlo al niño. La tensión en el aire era palpable, y el silencio solo se rompía por el eco de sus pasos apresurados.

―¿Dónde estás? ¿Dónde estás, bebe? ―Aylin seguía preguntando en su mente.

Aunque Rowan aún era pequeño, cabía la posibilidad de que desarrollara la comunicación telepática, rogaba a la diosa para que su hijo pudiera escucharla. Con todas sus fuerzas, envió un llamado telepático, esperando que llegara a él.

―Rowan… Rowan… ―siguió llamando sin cesar. Mientras Cassian permanecía atento a cualquier movimiento.

El pequeño Rowan estaba prisionero en una habitación oscura y fría. Su cuerpo estaba débil debido a los constantes drenajes de sangre a los que había sido sometido. De repente, ojos se iluminaron cuando escuchó la voz de su madre resonando en su mente. A pesar de su debilidad, su corazón se llenó de alegría.

―¡¿Mami?! ― susurró el niño con voz temblorosa, respondiendo telepáticamente al llamado. ―¿De verdad… Eres mi mami?

Aylin abrió los ojos con incredulidad y alegría. Se quedó inmóvil y miró rápidamente a Cassian. Su hijo había respondido al llamado.

―Mami… mami… ―seguía llamando al niño de forma incesante.

―Si… mi amor, soy yo tu mami. ―le dijo con voz temblorosa. ―Soy tu mami.

El corazón de Rowan latió con violencia y la sangre comenzó a drenar más rápido, lo que hizo que gimiera de dolor. Aylin se percató de ello.

―¿Qué pasa mi amor? ¿Qué tienes?

―No lo sé mami… esto duele… ―dijo haciendo todo lo posible por soportar el dolor.

Aylin comenzó a temblar de rabia, la sola idea de que Lestat le está infligiendo dolor a su pequeño, la hace querer despedazarlo ella misma. Sin embargo, tenía que guardar su rabia para después, primero tenía que encontrar a su hijo.

―Escucha con atención, mi amor ― dijo Aylin con determinación. ―Debes mantenerte fuerte. Voy por ti, ¿de acuerdo? Mamá te encontrará.

El niño asintió con determinación, sintiendo el amor y la valentía de su madre, fluyendo a través de la conexión telepática. Aunque estaba débil, su espíritu se elevó ante las palabras de aliento de Aylin.

―No te tardes mami ―respondió el pequeño. ―Te esperaré y estaré listo para escapar juntos.

Con lágrimas en los ojos, ella envió todo su amor y coraje a su hijo a través del vínculo telepático. Aylin rompió la conexión y miró a Cassian.

―Está sufriendo… nuestro hijo está sufriendo… ―expreso llena de dolor y rabia ―Vamos, tenemos que apurarnos, no sé qué demonios le está haciendo Lestat, pero Rowan se está debilitando.

Habían dado un par de pasos, cuando escucharon a alguien detrás de ellos. Cassian extrajo sus garras y estaba listo para atacar. Sebastián se dejó ver con las manos en señal de rendición.

―Soy yo. ―dijo con la respiración acelerada. ―Me costó mucho encontrarlos, este maldito castillo parece un laberinto. ―miro a Aylin con pena ―No encontré ningún rastro de Rowan.

―No te preocupes, acabo de comunicarme con él ―suspiro con preocupación ―Está vivo, pero débil.

―Entonces si puedes comunicarte con él, quiere decir que está cerca. Tenemos que seguir, el cachorro no puede estar un segundo más en este castillo.

Los tres comenzaron la búsqueda hasta que, finalmente, llegaron a los aposentos privados de Lestat. La habitación estaba sumida en una oscuridad ominosa, solo iluminada por la tenue luz de las velas. Los latidos acelerados de sus corazones resonaban en sus oídos mientras avanzaban con cautela.

Al llegar al centro de la habitación, sus ojos se encontraron con una visión aterradora. Rowan estaba inmovilizado en una máquina infernal, conectada a una serie de tubos que parecían extraer su vida gota a gota. Su piel estaba pálida y sus ojos reflejaban el miedo y la debilidad.

―Por la diosa… ¿Qué… qué demonios le está haciendo? ―Sebastián preguntó impresionado.

―¡Rowan! ―Aylin exclamó llena de pánico. Se acercó con rapidez y se dio cuenta de que su hijo apenas y podía abrir los ojos.

―Maldito, hijo de… ―Cassian estuvo tentado a acabar con la habitación, pero se controló, lo que menos necesitaban era hacerles saber que estaban allí. Sin embargo, ver el estado de su hijo, le hacía querer acabar con cada maldito vampiro que se le atravesara.

Con habilidad y rapidez, buscaron cualquier forma de liberar a Rowan de su agonía. Sus dedos se movían con destreza mientras intentaban desenredar los cables y encontrar una forma de apagar la máquina.

LA SALVACIÓN DE ROWAN. 1

LA SALVACIÓN DE ROWAN. 2

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