CONTRATO DE APAREAMIENTO CON EL ALFA MALDITO romance Capítulo 1

C1- NACIÓ MUERTO.

—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!

Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.

—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.

Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.

—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!

La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.

—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.

Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.

—No... —susurró, su voz quebrándose—. No puede haber nacido muerto. ¡No puede!

No era la primera vez. Tres veces. Tres veces había sentido la vida crecer dentro de ella, solo para ser arrebatada por un destino cruel. Tres veces había visto la esperanza convertirse en cenizas.

—Lo siento, Luna —dijo la sanadora, con un tono quebrado—. Es el destino de la Diosa.

—¡¿El destino de la Diosa?! —gritó Odette, su voz estallando en la habitación como un trueno cargado de furia y dolor—. ¡Malditos sean los dioses! ¡Malditos sean por quitarme lo que más deseo! ¡Malditos sean por arrancarme a mis hijos una y otra vez!

—¡No diga eso! —exclamó otra sanadora más joven, llevándose una mano a la boca, horrorizada—. ¡Los dioses se enojarán!

Pero Odette no la escuchó.

No podía.

Ella solo podía llorar, desconsolada, mientras el vacío en su pecho crecía como un agujero negro. Entonces, la puerta se abrió de golpe.

Era Ragnar, el Alfa de la Manada Oscura y su compañero, el hombre que amaba más que a su propia vida.

El poderoso lobo entró con pasos firmes. Sus ojos fríos y calculadores se posaron brevemente en Odette antes de dirigirse a la sanadora.

—Déjame verlo —ordenó.

La sanadora le entregó el pequeño cuerpo. Ragnar lo tomó con cuidado, pero en cuanto lo vio, la leve sonrisa que había comenzado a formarse en sus labios desapareció.

—Lo siento, Alfa... este... también nació muerto.

El Alfa cerró los ojos un instante, como si intentara contener algo dentro de sí. Luego los abrió y su mirada se clavó en Odette. Ella lo miró, con lágrimas corriendo por sus mejillas, buscando en él consuelo, palabras de aliento. Sabía que él sentía esta pérdida tanto como ella.

O eso quería creer.

—Entiérrenlo —ordenó—. Junto a sus dos hermanos.

C1- NACIÓ MUERTO. 1

C1- NACIÓ MUERTO. 2

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