Destino marcado romance Capítulo 49

Un destello agudo pasó por la oscura mirada de Nicholas cuando escuchó eso antes de instruir de inmediato:

—Edward, lleva al señor Sloan a la residencia principal. Aunque desordenen por completo la habitación de Yana Johnson, ¡necesito que obtengan pruebas!

—¡Sí! —Edward asintió sin demora.

Entonces, Ashton asintió también y se levantó antes de seguir a Edward a la casa principal.

...

Al mismo tiempo, Yana y Roselle, que seguían en el hospital, seguían ajenas a lo sucedido y por fin encontraron la oportunidad de hablar entre ellas cuando fueron a buscar agua caliente para Gregory. En ese momento, una preocupada Roselle preguntó en voz baja:

—Mamá, ¿estás segura de que nadie te vio cuando colocaste la droga?

Yana asintió antes de insistir:

—Por supuesto. ¿No crees lo que digo? Tuve mucho cuidado e incluso evité todas las cámaras de vigilancia. Además, el salón es una zona común, donde no hay necesidad de ninguna vigilancia oculta, ¡así que no cometí ningún error esta vez! —sonó llena de confianza.

Aunque Roselle asintió en señal de reconocimiento, no pudo evitar preocuparse de alguna manera, ya que pensó que Tessa no podría limpiar su nombre después de haber sido inculpada como la autora. Sin embargo, había tenido suerte. Además, Andrew era el menos sospechoso de los tres teniendo en cuenta lo leal que era a la familia Sawyer.

Por ello, no pudo evitar preocuparse de que pronto pudiera tener problemas. Y cuando Yana se percató de la cara de preocupación de su hija, volvió a asegurar:

—Está bien, Roselle. Deja de asustarte. Te prometo que no nos van a descubrir.

Sin embargo, Roselle se mordió el labio y siguió agonizando por lo sucedido. De repente, entrecerró los ojos y susurró:

—Mamá, si nos descubren, espero que puedas dar la cara y asumir la responsabilidad de lo ocurrido. ¿Puedes hacerlo?

Cuando Yana hizo una pausa, la mirada de Roselle se ensombreció antes de añadir:

—Mamá, ¿comprendes que no puedo involucrarme en esto en absoluto? Si no me involucro, todavía hay una oportunidad de enmendar las cosas. Si no, todo habrá terminado.

Al escuchar eso, Yana asintió:

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