Zerek
Regrese a la casa temprano para pasar tiempo con Lara, pero no me dejaba de pasar por la mente la conversación que tuve con Benjamín, mi padre me contó la verdad y me sorprendí al saber que ese no era el único secreto que me estaban ocultando, lo que más me molestó fue saber que él fue él que público la foto de Tarik y mía en la página de la universidad. Le advertí que no se metiera más en nuestros asuntos porque yo como enemigo soy peor que mi padre.
— Príncipe al fin llegas— dijo Lara al verme en la sala.
Corrió a mis brazos y no dude en abrazarla pese a la diferencia de altura.
— ¿Ya comiste?— pregunté mientras le acariciaba el cabello.
Hoy se veía más animada lo cual me alegraba mucho porque a veces tiene noches muy complicadas.
— Si aunque era sopa— dijo esto haciendo mueca.
Me reí ante sus expresiones, es una niña muy graciosa yo también odiaba la sopa cuando estaba pequeño, pero tuve que acostumbrarme porque no suelo hacer ejercicios muy seguidos por el trabajo así que aumento mi preocupación por alimentarme bien.
— Eso es genial así crecerás sana y fuerte— la animé.
Está se colocó en puntillas y me dijo al oído algo para que solo la escuchará yo.
— Me gusta más la comida de Tarik— me confesó.
Yo sé que ella lo extraña, yo también lo extraño y no dejo de pensar en él, pero siento que no debo acercarme por mi culpa ya tiene muchos problemas en la universidad y con su familia.
— A mí me gusta todo él— susurré.
La pequeña me miró y sonrió de inmediato al entender a lo que me refería.
— Los dos lo queremos, llámalo para que vuelva— me animó.
Negué de inmediato, no puedo hacer eso, no quiero que mis padres obliguen a Louriza a casarse o qué Lara no obtenga justicia por lo que le hizo su padre. No puedo ser egoísta, ellas necesitan de mí.
— Las cosas no son tan fáciles, pequeña— dije antes de suspirar.
Soy lo suficiente mayor e independiente para separarme del apellido de mi familia, pero si hago eso sin ver lo que podría pasar con Louriza o Lara en verdad me volvería como mi padre, un hombre que solo está interesado en él mientras los demás son insignificantes.
— Voy a bañarme, ve a buscar tus juguetes que cuando salga jugaremos lo que tú quieras— dije tratando de mejorar el ambiente.
Lara asintió con felicidad y fue corriendo a su cuarto, quiero que disfrute su infancia y que supere lo negativo que la persigue porque ella no se merece nada de lo que le pasó por culpa de ese enfermo.
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