Omar entró lentamente apoyándose en su bastón, y le preguntó a Estefanía con voz suave: "Te sientes mal por todo el cuerpo, ¿verdad?".
Estefanía sabía cómo defenderse, pero él ya le había dado algo para que se sintiera débil y sin fuerzas para resistirse.
Estefanía se quedó sentada en la cama en silencio mirándolo fijamente.
En la situación de ese momento, escapar era prácticamente imposible.
A menos que recuperara sus fuerzas, no había ni la más mínima posibilidad. Así que por el momento, no debía gastar la poca energía que le quedaba y quedar en desventaja.
Al ver que Estefanía sólo se quedó mirándolo fijamente, Omar se sintió aún más irritado por el desdén que le pareció ver en sus ojos.
"Tienes unos ojos muy bonitos, si te sacara los globos oculares para hacer una muestra, ¡seguro que se verían geniales!", le dijo con los dientes apretados.
Estefanía frunció ligeramente el ceño.
Omar se echó a reír y dijo: "Pero tranquila, no te sacaré los ojos ahora mismo".
"¡Lo haré cuando me canse de jugar contigo!".
Hablaba tan rápido que sólo se le entendía entre cortado y Estefanía tenía que adivinar lo que decía.
Cuando se acercó, ella pudo ver por la luz de fuera que le faltaba un trozo de la punta de la lengua y su boca estaba llena de cicatrices, tenía un aspecto aterrador.
"¡Todo es por tu culpa!". Al ver que Estefanía le estaba mirando la boca, Omar se acercó, le agarró el pelo con fuerza y dijo: "¡Si no fuera por ti, Carlos no me habría cortado la lengua!".
"¿Sabes? ¡Estuve más de un mes en el hospital viviendo un infierno!".
Sintió tanto dolor en el cuero cabelludo que Estefanía tuvo que levantar la vista hacia Omar, aunque su expresión seguía serena.
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