DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 5

"Te espere seis largos años"

En una escala del cero al diez, donde cero es nada y diez es el máximo, está guardia podía calificarla con un doce sin dudas, esta noche fue el servicio más estresante de mi vida. No murió nadie, excepto mi escondite ante el único hombre con el que no debía cruzarme jamás.

Traté de no pensar, de nada valía martirizarme ahora. Aún tenía que pasar un buen rato con Farid, así que solo necesitaba el vehículo de mi amiga, para tratar de hallar una salida fácil a todo esto.

«Farid se iría muy pronto » murmuré tratando de tranquilizarme. A él no le gustaban los Estados Unidos, en un abrir y cerrar de ojos estaría de regreso a Arabia Saudí, o a cualquier lugar de los Emiratos en el cual estuviera residiendo, pero lejos. Era solo cuestión de ser cordial unas horas y él desaparecería de mi vida, así como una vez ya lo hizo.

Camine al sitio donde estaba casi segura que estaría Marta a esta hora.

Encontrar a Marta fue sencillo, tratar de quitarle su coche… no tanto. Estaba furiosa conmigo. Parecía que ella era el padre ofendido al que le había escondido a Emira, y no mi mejor amiga.

—¡Dame las llaves tu coche!— le pedí sin mucho protocolo entrando en el pequeño despacho de la jefa de las enfermeras del área quirúrgica. Me miró con incredulidad, de que llegara solo así, sin explicar, o sin tratar de excusarme. Es que la verdad es que si debía excusas, no era a ella. Era mi amiga si... pero Farid era mi pasado, y en el pasado debería quedarse.

—¡No! ¡No te daré mi coche!— respondió secamente y rodé los ojos. Era obvio que si se había dado cuenta de mi “pequeño” secreto.—¡Eres increíble! ¡Nunca imagine que tuvieras la sangre tan fría Camil! ¡Ahora no me sorprende tanto que seas cirujana!

—¡Por favor!, hablamos más tarde— pedí con tono cansado.—Ahora solo necesito salir de esta situación lo antes posible— debía dejado a la "situación" solo, y con golpes que ya debían estarle doliendo bastante.

—No sabía que el padre de tu hija era una “situación”— farfulló haciendo comillas en el aire. —¡Es un hombre normal!

—Marta, no es lo que piensas…—intenté excusarme y ella me interrumpió.—¡Y claro que es un hombre normal! ¿!Acaso creíste que me había embarazado de un extraterrestre!?

—¡Camil yo no soy un marido cornudo que te acaba de sorprender in franganti!¡A mi no me digas que no es lo que estoy pensando, porque ¡siiii! ¡Si es lo que estoy pensando! ¡Ese hombre es!... ¡Ese hombre no sabe!

—¡Está bien! ¡Pero no grites!— le pedí también alzando la voz y plantando mis llaves sobre el escritorio. Lo último que necesitaba era pelear con mi mejor amiga por culpa de Farid Aray, que a todas estas seguía esperándome en el salón de espera del hospital. —¿Por que estás tan molesta?—pregunté entonces.

—¿¡Cómo que por qué!? —preguntó y enarque una ceja animándola a que hablara de una buena vez— ¡Camil siempre creí que la historia con el padre de Emira era demasiado triste y por eso no hablabas del padre de la niña!, pero…

Me mordí los labios para evitar sonreír, Marta se veía desencajada, y con una expresión perdida en el rostro.

—Cariño, el hecho de que el padre de Emira sea sexy, y esté bueno… pues eso no quita que la historia sea triste y demasiado intensa. ¡No te dejes llevar por la primera impresión¡— le expliqué recuperando la compostura—. ¡Todo fue y es demasiado complicado entre nosotros!

—Si fuera tan complicado…. No hubieran estado hablando como dos viejos conocidos, con tan fría cordialidad. Tienen una hija... ¡Dios! ¿Cómo mierd@ pudiste curarle las heridas, sabiendo que le ocultas semejante verdad?

—¿Qué querías que hiciera amiga?— inquirí con sarcasmo— ¿Dejarlo con una herida abierta en la cabeza?¿Negarme a ofrecerle atención médica?— la interrogué con retórica—Bien sabes que mi juramento con la vida, pues no me lo permite.

—¡Estabas en un hospital!, ¡en una sala llena, rodeada de doctores y enfermeras! Cualquiera se pudo haber hecho cargo…

—¡Lo dijiste muy bien Marta! ¡Una sala llena! ¡Atestada de pacientes y de doctores con las manos demasiado ocupadas! ¡No hay nada de malo en que le haya curado sus heridas!

CAPÍTULO 5 1

CAPÍTULO 5 2

CAPÍTULO 5 3

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