¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia romance Capítulo 1749

Orson giró la cabeza para mirar a Elia, quien tenía un aspecto ansioso con sus cejas fruncidas, claramente deseando entrar.

Orson se volteó hacia el guardaespaldas y dijo: "Soy amigo del novio, fui invitado a la boda, ¿no dejan entrar a los invitados?"

El guardaespaldas, naturalmente, reconoció a Orson, pero aun así no se atrevió a darle paso libremente: "Por favor, muestre su invitación."

El guardaespaldas parado en la puerta del hotel era parte del equipo de seguridad de Asier, acostumbrado a ver a Orson y sabía que era un buen amigo de Asier.

Pero hoy, la tarea del guardaespaldas no solo venía de órdenes de Asier, sino también de Maximiliano.

Maximiliano les había instruido que no podían dejar pasar a nadie que no tenga una invitación, de lo contrario, si algo salía mal, sería su responsabilidad.

El guardaespaldas era solo un trabajador más, incapaz de asumir una responsabilidad tan grande.e2

Orson comenzó a ponerse nervioso y dijo: "Cuando salí, olvidé traer la invitación."

"Eso no se puede, por favor vaya a buscar la invitación y luego los dejaremos entrar." Dijo el guardaespaldas.

Justo cuando Orson iba a seguir hablando, Jimena lo tomó del brazo.

Ella llevó a Orson y Elia a un lado y comenzó a trazar un plan en voz baja, diciendo: "Orson, ¿recuerdas cómo trabajamos juntos para sacar a Elia de la habitación del hotel la vez anterior?"

"¿Una distracción?" preguntó Orson.

"Así es," asintió Jimena. "Hacemos lo mismo, los tres distraemos a los guardaespaldas y Elia se escabulle."

Orson miró con duda a los guardias que estaban en la entrada, sintiéndose inseguro: "Hay seis guardaespaldas, ¿estás segura de que podemos distraerlos a todos?"

"Cada uno se encarga de dos," dijo Jimena.

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