Asier no escondió nada.
"Todo marcha normal, todavía no empezamos a ver ganancias", le confesó a Benjamín, quien estaba al tanto desde el primer momento de su nueva empresa y hasta le había cuestionado por ella. No era ningún secreto.
"Los socios que se fueron contigo de Grupo Griera, al no ver beneficios, ¿no estarán impacientes?" preguntó Benjamín con un tono sereno, como si estuvieran charlando de cosas triviales.
Pero Asier sabía leer entre líneas; Benjamín lo estaba sondeando.
"Ellos me han seguido por años, saben cómo manejo las cosas. Si no pudieran esperar, no se habrían unido a mí", respondió Asier, dando un sorbo a su café.
"Tu capacidad es, sin duda, superior a la de Pascual", soltó de repente Benjamín.
Al escuchar eso, Asier, que estaba con la taza de café en la mano, hizo una pausa casi imperceptible, pero rápidamente volvió a la normalidad, como si nada hubiera pasado.e2
No esperaba un reconocimiento tan directo por parte de Benjamín, y eso lo tomó por sorpresa.
"Pascual tampoco lo hace mal. Desde que esos socios se fueron, ha estado manejando Grupo Griera con seriedad", comentó Asier mientras servía más café en la taza de Benjamín.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia