DOS HERMANAS, UN ALFA romance Capítulo 32

CAPITULO 31

Los dos lobos se miran amenazantes, cada uno tiene un motivo para odiarse, para sentir que el otro es su rival por el amor de Aurora.

—¡Es mi esposa y tengo el derecho!— gruñe Romeo mientras se acerca furioso y coloca su frente con la de Victor, de manera amenazante.

— ¡La desterrarte ya no es tu esposa! Solo espera la notificación pues pediré al alto consejo de lobos que anulen tu matrimonio — Victor tenía todo fríamente calculado, su plan era acabar con ese matrimonio que nunca debió suceder y del que se arrepiente.

Romeo siente como una torrente de sangre caliente sube por su pecho y le da un puño a Victor, este se lo regresa con fuerza.

Los dos lobos sacan su animal interior y pelean en el suelo, los golpes son fuertes, cada uno tiene que sacar la rabia, que siente y el odio que se acumula en medio de los celos.

Los lobos de Romeo y de Victor deciden cruzarse en una pelea campal, para apoyar a sus alfas, pero en ese momento llega Armando y lanza un gran gruñido que hace que los lobos se separen

—¡Lárgate de aquí Romeo! No hay nada más que discutir, mi hija pidió el auxilio de su padre y yo se lo daré, intenta decirle al concejo supremo que te dé el aval de llevártela, pero mientras eso ocurre ella se quedara aquí con mi nieto — Armando escucho de la pelea, y decidió apoyar a Victor, es un golpe bajo para Romeo que no puede desaprovechar, además que Aurora este esperando un hijo de Romeo le es beneficioso.

Darío agarra del brazo a Romeo

— Armando ya grito su aval, no puedes pasar por encima de eso, es la ley de la diosa y del concejo supremo, tenemos que irnos — el lobo sabe que esto le puede costar mucho más de lo que Romeo quiere entender.

El concejo supremo, era un grupo de lobos ancianos, que decidió crearse con un lobo de cada manada existente, la idea era controlar a través de sus reglas y decisiones que no existiera alguna tiranía, y evitar que guerras destruyeran manadas.

Romeo no creía en el concejo pues cuando pidieron ayuda por el ataque de Alba de luna, el concejo no hizo nada, para ellos no había pruebas que demostrarán las acusaciones de Luna azul, y es que Armando y Valerius se encargaron de dejar todo limpio.

La única prueba que tenía era la carta, y Romeo decidió guardarla para buscar su propia justicia, la única prueba que tenía no la entregaría a lobos que pensaba eran corruptos, pero realmente el concejo supremo solo buscaba el mejor bienestar.

— No van a llevar mi matrimonio ante ellos, yo quiero escuchar que Aurora pidiera su Aval — Romeo odia a Armando y solo verlo le trae pesadillas a su cabeza del daño que le causó

— Llegó hasta aquí, llena de sangre, creo que es lógico que buscaba ayuda de su familia, deberias prepararte, porque te juro que me voy a encargar de deshacer lo que yo mismo cree — Victor le señala el regreso al bosque.

Romeo no quiere pero Darío lo jala del brazo, por ahora no pueden hacer nada.

Victor agradece a Armando su apoyo — Se que sientes rabia por lo que sucedió con Aurora y el, pero creeme que tú hija es inocente y que ella debe ser cuidada — El lobo sentía un poco de paz, podía cumplir la promesa que le hizo a su amada.

— Yo la cuidare en mi casa, Florencia ya me contó lo que sientes por mi otra hija y ese sentimiento tiene que extinguirse, si no te alejas de Aurora, yo mismo la regresaré con su esposo — Armando lo mira fríamente.

Victor agacha la cabeza, se siente mal sentirse así por amor, como si lo que siente por Aurora fuera producto de un pecado mortal que el no puede sentir.

Armando le pide a varios de sus empleados que lleven de inmediato a Aurora a su casa, Inés al enterarse le agradece.

— Voy a estar en deuda contigo por permitirme cuidar de la enfermedad de mi hija — Inés lloraba, sentía una emoción al saber que podía cuidar de Aurora y estar cerca de ella y su embarazo.

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