CAPITULO 62
Romeo detiene su caballo, se baja con rapidez para ayudar a la damisela en peligro, su parecido con Aurora lo sorprende hasta quedarse pálido y frío.
— ¿Estás... estás bien?— Romeo siente que el aroma de la loba es un poco diferente al de Aurora pero podría jurar que huele muy similar.
— Yo... — Aurora toca su cabeza, aquel desconocido de larga barba se le hace familiar, pero lo más llamativo para ella es su aroma a madera húmeda, es como si al ingresar por su fosas nasales ese olor le hiciera sentir cosas.
Romeo le ayuda a levantarse, es el rostro de Aurora, a pesar que se ve un poco más demacrado, y su cabello negro y liso está lejos de ser del tono dorado de su amada.
—¿cómo te llamas?— Romeo la toma de las manos, necesita saber si es ella , si ocurrió ese milagro que cada noche le pide a la diosa Luna.
— Ana — responde tímida, quiere regresar, siente miedo de sus propias emociones, este desconocido le ha generado algo que nunca pensó.
— Si quieres te acompaño de regreso a tu manada, o destino de viaje, hay muchos forajidos y una flor como tú no deberia estar sola — Romeo le ayuda a subir en su caballo, las manos suaves de Ana como la conoce le reflejan tanto a la seda de Aurora.
— No, gracias yo puedo regresar sola — Aurora había Sido sometida al miedo que era capaz de generar la malintencionada Noelia, le repitió muchas veces que muchos enemigos de Victor quería su cabeza para vengarse del alfa, hasta el día de su boda tenían que estar ocultas.
Por eso Aurora no quería que el desconocido supiera de su ubicación, Aunque debía admitir que le da mucha más confianza de la que le dió su madre y prometido en estos meses.
—¿ Te volvere a ver? Quiero verte de nuevo Ana — Romeo no quiere perder está luz que ha encontrado en su camino, la misma que desde el primer momento le hizo sentir que existía esperanza, Ana es eso, el recuerdo de su amor.
— Yo... vendré en la noche al ponerse la luna — Aurora se va en su caballo, no sabe porque concreto está cita con el desconocido, quizas no pueda cumplirla, pero hay algo en su corazón que le pide hacerlo, es como si no quisiera dejar de verlo nunca.
Romeo suspira, solo la ve alejarse en su caballo, mira su reflejo en un charco que está en el suelo, es la primera vez que nota la manera en la que se ha descuidado, está lejos de ser el lobo que amo Aurora y regresa para asearse, si la cita ocurre no quiere que sea con este aspecto desagradable.
Aurora siente una alegría en su corazón, tanto que había olvidado porque escapo de casa, al llegar se encuentra con al escena.
Victor con una bolsa de hielo en la cabeza, y una herida, Noelia al verla llegar le da una fuerte cachetada.
—¡¿Dónde estabas?!— grita mientras la jala del brazo con tanta fuerza que las uñas de Noelia se clavan en el brazo de Aurora.
— Necesitaba aire, y Victor sabe muy bien porque — responde ella de manera fría y seca, un poco altanera, algo que no había ocurrido antes, Aurora era sumisa, en medio de la confusión vacía de su cabeza, solo le quedaba see obediente.
Enojada Noelia le da otra cachetada y la lanza encima de el sillón — Pídele perdón a Victor, el es tu prometido y será tu dueño.
Aurora lo mira a los ojos mientras esté levanta la ceja, en un gesto de satisfacción, pues para Víctor someter a su voluntad a Aurora es un sueño deseado.
— No lo haré, puedes golpearme, pero me defendi, ya no quiero ser una prisionera de sus caprichos — Aurora sube a su habitación, no le importan los gritos de Noelia, ella misma se sorprende es como si en este corto viaje algo hubiera nacido en ella, despertado en su pecho que la hace see valiente.
Victor detiene a Noelia, que iba tras Aurora para aplicar disciplina, pero el sabe que esto solo empeora la situación.
— Voy hablar con la anciana, no me gusta la actitud de Ana, necesito que le des tan solo un poco de libertad, si no se siente vigilada, no se sentirá amenazada — el lobo no quiere provocar que por instinto Aurora empiece a recuperar sus recuerdos.
El lobo sube a la habitación de Aurora, ella no lo quiere ver.
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