Es increíble sentir mi piel de mi estomago sin la compresión excesiva del corset.
He pasado todo el día sin que Rey me haya exigido ponerme esa cosa restrictiva que me hace comer menos y agacharme con dificultad.
Rey dijo que mis costillas necesitaban también repararse sin la compresión del corset y es por eso que gozo de esta libertad.
Así como también ahora puedo gozar de sentarme a ver televisión en un sillón mientras que estoy envuelta en una manta agradable.
Ha pasado una semana desde el incidente de mi escape frustrado y Rey ha cambiado mucho su actitud conmigo.
No me he atrevido a preguntar que pasó con mi amiga la enfermerita.
Sin querer he escuchado de mi amiga de boca de esa detestable mujer, cuando ha venido a ver a Rey no se para que...
Y no me quiero imaginar para que, en fin, he escuchado decir que su acondicionamiento va bien.
Que ella se esta portando muy bien y que ha bajado de peso.
Eso solo puede significar que el "doctor" tiene encadenada a mi amiga en algún lugar sin comer.
Tal como lo hizo Rey conmigo...mi pobre amiga.
Rey me dijo que sabia que esa chica sentía algo por Él, pero Rey no tiene mas ojos ni sentimientos más que para mi.
No se si eso me alegra o me entristece.
Me alegra porque hay alguien en este mundo cruel y frío que me ama...
Aunque sea de una manera sádica, pervertida y depravada.
Pero por otro lado me entristece mi amiga.
Ella no fue correspondida por quien ella llegó a sentir algo tan fuerte como para intentar tener mi lugar a sabiendas de lo que Rey es capaz.
Eso, es amor...creo.
Mi limitada experiencia con chicos me impide saber si lo que creo es verdad o no.
Cuando era más joven y libre, cuando iba a la preparatoria y los primeros años de universidad, la cual dejé trunca, tuve muy pocos novios formales.
Algunos fueron ligues del momento, de fiesta.
Besos apasionados que no duraron hasta el otro día.
Pero algo que nunca deje que pasara fue tener sexo con ninguno de ellos.
Tenía la firme creencia de que mi primera vez sería con mi esposo en nuestra luna de miel.
Vivía anhelando ese momento en mis noches de insomnio.
O cuando terminaba de leer alguna novela romántica donde el amor de los dos protagonistas principales superaba toda clase de problemas y se mantenían juntos por toda la vida.
Y eran felices por siempre y para siempre.
Pero no.
En cambio mi primer vez la disfrutó este imbécil maniaco sádico hijo de puta que ahora me extiende su mano para que entremos de nuevo a la casa.
Pasa su mano por mi cabello y aspira mi olor abrazandome a su cuerpo.
Si no fuera por todas las cosas horribles que me ha hecho y dicho estaría feliz de pasar mi tiempo con este bombón de hombre.
Pero he visto su lado malvado, su lado terrible y demoniaco, por lo que quiero huir a como de lugar de aquí.
No quiero que me mate, pero Rey lo dejó muy claro.
Si no soy suya no seré de nadie más...
Osea que me matará si intento escapar de nuevo.
Por eso debo matarlo antes o al menos incapacitarlo para que me persiga el suficiente tiempo para que huya lo mas lejos posible de Él.
"Princesa que piensas?"
"En que tengo algo de hambre Rey."
"Quieres hot cakes con mermelada de fresa y chocolate líquido mi Princesa?"
"Si..."
"Muy bien, entremos ya Princesa."
Entrelaza mi mano con la suya y ambos entramos de nuevo a la casa.
Dentro se que me tengo que quitar esta playera que me recubre y solo dejarme el pequeño short y camiseta de pijama que uso siempre.
Esta fue una acción que agradeci de Rey un día después del incidente del escape.
Rey regresó del trabajo por la madrugada y me despertó cogiéndome como solo el sabe hacerlo.
Se acomodó a mi lado y sin piedad hacia mi se introdujo con rapidez en mi interior.
Puso mi pierna encima de sus caderas, su mano rodeó mi torso para apretar mis senos y su otra mano me tomaba del mentón para besarme.
Estaba adormilada, pero las sensaciones me despertaron rápidamente.
Arqueaba el cuerpo hacia Él a medida de que sus embestidas se hacían más contundentes y seguidas.
Mis gemidos se ahogaron en su boca y mi piel erizada gritaba placer por todas partes.
Su mano bajó hasta mi punto G y lo frotó descontroladamente.
Sus dientes me mordieron el hombro y eso bastó para que mi orgasmo me destrozara.
Y me lleve a Rey conmigo en mi devastación.
Como regalo por ese día, Rey me dijo que tenía permitido andar por la casa con estas prendas.
7 en total, una para cada día de la semana.
También que podía quitarme una temporada el corset, cosa que le agradecí con un beso espontaneo en los labios.
Beso que tomó por sorpresa a Rey pero que hizo que sonriera un poco.
Ahora, sentada como la niña buena que finjo ser, observo como mi cocinero y torturador particular se dedica a terminar el desayuno para ambos.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dulce Juguetito