-Sandra, ¿qué estás haciendo? Actuas como así, y, ¿en qué lugar me pones?
Después de que salió, el señor Colón la miró con bastante crítica.
-Abuelo- lo llamó simpáticamente, -Tengo razón por este hecho.
-¿Qué razón tienes?- frunció las cejas.
-Estoy retrocediendo para avanzar. Solo cuando lo hago como así, Guillen no va a tomar precauciones para mí.
Al oír esto, el anciano se sorprendió un poco y luego sonrió feliz, -Resulta ser así.
Pensaba que esta niña en realidad iba a rescindir el contrato matrimonial, pero afortunadamente, fue solo un asusto.
Se sintió mucho más cómodo en un instante y dijo con una sonrisa -Sandra, realmente eres una chica inteligente.
Sonrió, -No soy inteligente sino se me cae esta manera de repente por la impotencia.
-Sea como sea, te apoyaré incondicionalmente.
-Gracias, abuelo.
Sonrió y luego volvió la cabeza para mirar hacia la puerta. La sonrisa se retiró paso a paso y la mirada se volvió pesada.
Cuando acababa de salir de la Familia Colón conduciendo el coche, recibió la llamada de la cuñada Clara.
-Cuñada- contestó al teléfono.
-Guillen, ¿qué estás haciendo?
Lo preguntó Clara en otro lado de la llamada.
Miró fijamente el camino delante del coche y respondió -Acabo de salir da casa.
Se quedó tranquilo en el otro lado y un tiempo después la voz volvió a sonar, -Guillen, Alejandra está enferma.
-¿Enferma?- exclamó y siguió preguntando con un tono ansioso -¿Por qué está enferma?
-Tiene fiebre. Probablemente tiene un resfriado.
La zona de villas donde vivía la Familia Colón y la de la Familia Díaz, una estaba en el sur y la otra en el norte, en dos direcciones completamente opuestas.
En general demoraba media hora en la ruta pero ahora solo necesitaba diez minutos y pico para llegar, y durante el camino pasó por varios semáforos en rojo, completamente en un estado de arriesgarse.
Entonces, cuando lo vio, Clara se sorprendió particularmente, -¿Por qué has llegado tan pronto?
-¿Cómo está Alejandra?- no prestó la atención de su pregunta sino consultó el estado de la chica.
-Ha bajado la fiebre pero todavía no se despierta- se volvió de lado para que él pudiera ponerse en pie cerca de la cama.
Se sentó en el lado de la cama, extendió la mano y tocó su frente, y la sensación fría le hizo sentirse aliviado.
El rostro de Alejandra estaba muy pálido y sus labios no estaban tan rosados como de costumbre. Le acarició la cara con angustia.
-Tenía fiebre de repente y esto me ha asustado mucho.- dijo ligeramente.
Al pensar en la situación de cuando entró a la habitación por la mañana, todavía se sintió un poco asustada.
Inclunó la cabeza y descubrió la angustia que estaba saliendo naturalmente en la cara del hombre, Clara cerró levemente los labios, pensó por un rato y luego dijo lentamente -Guillen, recién parece que la has ignorado un poco.
Hizo una pausa en los dedos y se reveló una sonrisa amarga en sus comisuras, -No lo quiero, pero...
-¿Cómo está tu abuelo?
De repente cambió el tema y esto le hizo un poco sorprenderse, luego reaccionó y se encogió de hombros con impotencia -¿Qué más? Todavía es así.
Frunció levemente las cejas, -¿Realmente está enfermo?
Consideró por un rato, -No puedo decir que realmente está enfermo pero no sabía que tiene la angina de pecho hasta hoy.
-¿Angina de pecho?- ella estaba un poco sorprendida, -Entonces, ¿no podría sufrir un ataque?
-Sí- asintió con la cabeza, -Hoy he vuelto a presentarle a mi abuelo mis ideas y actitud, esto lo ha irritado tanto que siguió tapando el pecho, e incluso cambió la expresión facial. A pesar de todo, luego vino Sandra. Le sirvió la medicina para aliviar el dolor.
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