Mirando la puerta cerrada, dio un suspiro aliviado por no suceder nada mal.
Sin embargo...se dio cuenta de un asunto particularmente serio y su cara instantáneamente estalló en rojo.
-¡Aquiles, inesperadamente me quitaste la ropa! ¡Cabrón!
El hombre fuera de la habitación oyó su voz y no podía evitar sonreír.
Bajó la cabeza y miró sus palmas, apretó los puños y un destello de luz brilló en sus ojos.
De veras, su cuerpo era tan bueno que casi no podía controlar a sí mismo, pero afortunadamente, la cordura restante lo despertó, de lo contrario, sería imposible resolver la situación con solo un grito suyo.
Ella demoró mucho para salir del dormitorio y cuando llegó a la sala de estar, no lo vio, frunció las cejas y luego miró por todas partes, confirmando que realmente no estaba.
¿Adónde fue el muchacho?
Sus cejas se encogeron más y pensaba que no sería llamado por Alina del otro lado.
Caminando hacia la entrada, luego de calzar los zapatos, extendió la mano para abrir la puerta, y en ese momento, la puerta se abrió desde afuera.
La persona que no encontró inmediatamente apareció a la puerta.
Cuando se vieron, ambos quedaron atónitos.
Pero pronto Aquiles volvió sus sentidos y echó un vistazo a sus zapatos, arqueando las cejas, -¿Vas a regresar?
Bajó los ojos levemente y su mirada cayó sobre la comida para llevar en su mano.
-¿Has salido para comprar la comida?- no contestó sino preguntó.
-Claro- levantó la caja de comida en la mano y dijo sonriendo -La pedí pero el repartidor sólo me la trajo hasta abajo, entonces bajé para recogerla.
Originalmente fue así.
Pensando en los cálculos disparatados de que creía que fue Alina quien lo llamó y planeaba ir al otro lado para verlos, se volvió un poco incómoda, cambiándose los zapatos fingiendo que nada sucediera y dijo -Tengo hambre. Me iré después de comer, de lo contrario, será un desgaste.
No podía contener las ganas de reír y se la entregó la comida en la mano, -Entonces puedes llevarla adentro primero.
Volvió la cabeza y le echó una mirada, luego recogió la bolsa desde su mano y caminó hacia el comedor.
Después de cambiarse los zapatos y entrar en el comedor, descubrió que la sopa de arroz y otros platos ya habían estado bien colocados.
Al verlo entrar, en seguida lo saludó agitando la mano, -Ven y toma el asiento, rápido. Tengo mucha hambre.
-Pues apúrate a comer- caminó hasta su frente sonriendo y se sentó.
De hecho tenía mucha hambre, no dijo nada cuando empezó a comer, bajó la cabeza para comer la sopa de arroz tranquilamente, parecía que estaba comiendo lentamente y con elegancia, pero pronto comió la comida en su tazón.
Al ver esto, Aquiles empujó el tazón suyo frente a ella, -Si todavía no estás llena ni te disgusta, come la comida mía también.
Levantó los ojos para mirarlo y preguntó medio en seriedad medio en broma -¿Me estás tratando como una cerdita?
Arqueó un poco sus cejas deslumbrantes, -La cerdita es muy linda. No tiene nada mal.
Lo miró enojado, -Las chicas nos preocupamos por la figura. Cómela tú mismo.
Soltó una carcajada, -Tranquila, no siento repugnancia contigo aunque te engordas.
-¿En serio?- entrecerró los ojos en los que se vio una luz aguda, -Si te atreves a despreciarme, nunca terminaré contigo.
Viendo su expresión pretenciosamente feroz, no podía evitar reír cuyas cejas estaban llenas de cariño.
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