El Amor Eterno romance Capítulo 1073

Eché un vistazo en Weibo. Las búsquedas de tendencias eran todas iguales.

Luego miré las noticias.

Envié una pregunta al chat grupal.

[Caroline: ¿Dónde está el tercer hermano?].

No sabía si ya había encontrado a Martti.

[Joshua: Estoy en casa. Esperé en la casa de Martti durante tres días y todavía no lo encuentro. Ahora estoy esperando impacientemente en casa. ¡Quiero morir!].

[Martti: No estoy en Ciudad Wu. ¡Ven a buscarme! Si me encuentras, te reembolsaré tu salario]. Martti envió un mensaje provocador.

[Caroline: No deberías llevar las cosas demasiado lejos para que tu futuro sea pacífico. Martti, cuanto más engreído seas ahora, peor será la paliza más adelante], traté de aconsejarles.

[Martti: Joshua no contará esto conmigo].

[Joshua: ¡Tonterías! ¡Espera!].

El grupo volvió a quedarse en silencio de repente.

Guardé mi teléfono y volví a esperar a Zachary pacientemente.

Él finalmente bajó una hora después. En el momento en que bajó, quise correr inmediatamente hacia él, pero unas cuantas mujeres estaban detrás de él. Todas ellas lo rodearon mientras coqueteaban con él.

Estaban vestidas con muy poca ropa.

Mi alma se me cayó a los pies al saber que mi hombre era el objetivo.

Corrí a una velocidad alarmante hacia el pecho de Zachary y lo abracé alrededor del cuello. No solo Zachary estaba aturdido, sino que las mujeres que lo rodeaban también fueron sorprendidas con la guardia baja y me increparon inmediatamente: "¿De dónde ha salido esta...?".

Zachary las interrumpió y dijo: "Esta es mi esposa, la señora Schick".

...

Zachary estaba muy ocupado últimamente y tenía que viajar entre las principales ciudades. Su cuerpo ya estaba agotado. Su paso por Ciudad A a mitad de camino era solo para asistir a una reunión. Era solo una escala temporal, y no esperaba que una mujer se encontrara con él justo después de la reunión. Teniendo en cuenta el estado de alerta de Zachary, ella nunca sería capaz de acercarse a él. Además, ¡nadie se atrevería a toparse con él de forma tan descarada!

¡Por eso pudo adivinar quién era esa mujer! Como consiguió adivinarlo, no la apartó. En cambio, le permitió arrojarse a su pecho.

Su nariz se llenó del aroma de ella. Era un tenue aroma a leche.

Ella llevaba ese aroma desde que se convirtió en madre.

No era abrumador, pero en cambio, hacía que uno lo anhelara.

El hombre estiró la mano y la rodeó por la cintura. El cansancio acumulado durante los últimos días se esfumó. Preguntó en voz baja: "¿Por qué estás aquí?".

La mujer menuda respondió con voz suave: "Te eché de menos".

A continuación, preguntó: "Segundo hermano, ¿estás sorprendido?".