El Amor Eterno romance Capítulo 1147

"¿Cuánto tiempo te quedarás esta vez?", pregunté.

"Me iré con ella más tarde. Ella trabaja durante el día, así que planeo realizar algunas presentaciones en algunas ciudades cercanas".

Con un libro en la mano, le respondí: "Entonces todavía estás trabajando".

"Sip. Ya no soy tan joven, así que quiero pasar más tiempo con Yara. Si estás libre, puedes venir y ser mi invitada".

Le pregunté sorprendida: "¿Invitada?".

“¿Recuerdas la vez que me ayudaste en Ciudad Wu? Mis compañeros músicos también mostraron su aprobación por tu interpretación. Creen que hay potencial en ti para ser un músico refinado".

Pregunté con vacilación: "¿Qué quieres decir?".

“Si estás interesada, también puedes convertirte en pianista. Se puede aprender mucho en unos pocos años y mejorar aún más".

"No creo que sea lo suficientemente digna para ser tu alumna".

"Pequeña dama, no tienes que preocuparte".

En medio de nuestra conversación, Pastor Uno y Pastor Dos comenzaron a ladrar afuera. Supuse que Sharon había llegado, así que grité hacia la cocina: “Eason, esa debería ser Sharon. Ve a buscarla".

Eason salió y preguntó: "¿Por qué está ella aquí?".

“Yara la invitó. Ella es agradable, ¿verdad?”.

El rostro de Eason permaneció sin cambios cuando escuchó eso.

"Supongo que está bien", dijo él.

Cuando él salió, llamó a Pasto Uno y Pastor Dos, y dejaron de ladrar. Escuché a Eason decir: "¿Vinieron los dos juntos?".

Luego escuché otra voz desconocida que decía: "Mi hermana menor tiene una cita esta noche, así que me dio curiosidad y vine a echar un vistazo".

Sharon suspiró y explicó: "Ella insistió en venir".

Entraron dos hermosas mujeres. Conocía a la que llevaba un vestido largo amarillo claro. Esa era Sharon Judd.

Lance respondió con voz indiferente: "Sí".

"¿Está su esposa aquí hoy?", preguntó ella.

Lance respondió de nuevo: "Sí".

Lance trataba a las personas con las que no era cercano con frialdad.

"Oh. Parece que no te apetece hablar".

Lance permaneció en silencio ante su declaración.

Sin embargo, a Sandy no le importó. Ella continuó compartiendo con indiferencia: “Antes, esa era mi hermana menor, Sharon. Ella es la hija menor de la familia Judd. No hace mucho, mi abuelo le entregó el negocio familiar”.

Le pregunté sorprendida: "¿Por qué de repente compartiste esto?".

Ella me puso los ojos en blanco y me preguntó: "¿Por qué no?".