El Amor Eterno romance Capítulo 1404

Ambos estábamos empapados por la lluvia. Soporté el frío y lo miré. Su mirada seguía siendo vacilante y pérdida. Parecía que no estaba seguro de cómo responder a mi pregunta. De repente, retiró la mirada y enterró el rostro en las palmas de las manos.

Volvió a sumirse en un largo e interminable silencio.

Yo temblaba de frío. Sentí que mi cuerpo se debilitaba y que poco a poco iba perdiendo las fuerzas.

Decidí que ambos no debíamos permanecer así por más tiempo.

Lo llamé suavemente: "Te llamaré Señor si así lo quieres. Seguiré llamándote Señor. Todo depende de ti. Sin embargo, ¿podemos ir a casa? No sé si tienes frío, pero yo me estoy congelando. Necesito una cama".

Lucas levantó de repente la cabeza y me miró. No sabía por qué, pero su humor mejoró de repente.

Sonrió y me dio una respuesta inmediatamente. "Aunque sigues llamándome Señor, ya no tienes miedo como antes. La forma en que hablas es más intrépida y desenfadada que antes. Carol, solo lo haces porque sabes que no te haré nada. Además, ya no puedo ser tu Señor".

Eso era cierto ya que la verdad estaba expuesta.

"En ese caso, sé mi Hermano Lucas".

No pude soportar más el frío y me incliné hacia Lucas. Él se quedó ligeramente aturdido antes de cargarme en sus brazos. Dijo amablemente: "Te llevaré a la villa y te daré una cama".

Volvió a ser tan cortés como antes. Era la misma actitud con la que Lucas me llamaba Señorita cada vez que nos encontrábamos. Sin embargo, sabía que quien estaba frente a mí seguía siendo Nébula.

Era Nébula, no Lucas Moore.

Lucas me llevó de vuelta a la villa. Vi que el resto de la gente seguía empapada por la lluvia, así que tiré de la manga de Lucas y le pregunté: "Señor, ¿puede dejar que se vayan?".

Lucas los miró con indiferencia y respondió: "Por supuesto".

Me llevó a la misma habitación en donde desperté hace unas horas. Después de dejarme en la cama, salió inmediatamente de la habitación. Me quité la ropa y me metí rápidamente bajo la manta.

Unos minutos más tarde, Florence entró con un poco de sopa caliente. Todavía estaba herida, pero tenía que servirme. No solo eso, sino que su pelo seguía goteando. Me levanté para cambiarme de ropa. Después de cambiarme, le dije: "Te ayudaré a secarte el cabello".

Florence negó con la cabeza y me dijo: "Ya me encargaré yo más tarde, Señorita Shaw. Usted debería secarse el cabello. Nébula se está vistiendo ahora. Probablemente la visitará pronto".

Hizo una pausa y preguntó: "Desde que descubrió su identidad, tiene que tener cuidado con él. Probablemente no quiere que lo sepas".

Desconcertada, le pregunté a Florence: "¿Qué quieres decir?".

"Nébula es excelente con sus habilidades psicológicas, incluyendo sus métodos de hipnotismo. Me preocupa que te haga olvidar tus recuerdos con él durante los últimos días. Será mejor que tengas cuidado".

Lucas me dio la respuesta antes. Dijo que podía hacerme olvidar su existencia hipnotizándome.

Florence me recordó que debía estar atenta. No podía permitir que Lucas me arrebatara mis recuerdos de nuevo. Si intentaba quitarme la memoria...

¡Probablemente lo despreciaría!

No podíamos usar la palabra "amor" para resumir nuestra relación.

No sentía nada por él en términos de amor, pero lo aceptaba como parte de mis amigos cercanos y de mi familia.

Era un tipo diferente de familia y amigos en comparación con cómo Lance se sentía como un viejo amigo. Era diferente a cómo Dixon era solo un ex. Era diferente a como mi madre biológica y Wallace lo eran para mí.

Era un miembro de la familia que quería conservar. Quería que se quedara. Quería ser su familia. Esperaba que no se sintiera tan solo nunca más.

Además, sabía que los sentimientos de Lucas hacia mí eran...

Desde que me casé, nunca consideró tenerme como suya. Se mantuvo en la oscuridad y me protegió en secreto.

Sus sentimientos por mí eran algo más que amor.

Orpheus dijo que yo era su único rayo de sol.

No estaba segura de cómo me convertí en su luz, pero sabía que yo era su única fe.

Lucas bajó la mirada y miró mi mano. Dudó por un momento, pero al final no la sostuvo.

Le pregunté de nuevo: "¿Puedo?".