El Amor Eterno romance Capítulo 1444

El doctor estaba establecido inicialmente en Jinling. Si él estaba dispuesto a dejar Jinling, eso significa que él perdería todas sus conexiones y logros acumulados durante su carrera. Él estaba apunto de comenzar de cero en un lugar nuevo.

No solo eso, él viviría lejos de sus padres y lejos de su hogar.

Él estaba dispuesto a todo eso por Loraine.

Parecía que trataba bien a Loraine.

Loraine pasó la primera mitad de su vida persiguiendo a Lance. Quien diría que ella al final encontraría a alguien que la amara tanto. Su vida finalmente era perfecta.

“La familia de mi esposo es muy tradicional. A ellos les importa mucho la familia, así que él se rehúsa a tener una relación a larga distancia. Es por ello que está dispuesto a trabajar en Ciudad Wu”.

Summer dijo: “Debe ser fácil para un doctor conseguir un trabajo”.

“Sí. Ese no es un problema”.

Sonreí y dije: “Vamos a divertirnos”.

No podía subir a juegos extremos, pero me sentí tentada cuando vi a Summer y a Loraine divertirse en la montaña rusa.

No pude resistirme y me subí junto a ellas. Fue, en efecto, muy divertido al inicio, pero terminé vomitando luego de bajarme del juego.

Alguien a mi lado me dio una servilleta.

No estaba segura de sí era Summer o Loraine. Simplemente tomé la servilleta y me limpié la boca. La persona al lado mío incluso me dio palmaditas en la espalda.

Después de que terminé de vomitar, estaba sorprendida de ver al hombre a mi lado.

“Segundo Hermano, ¿qué haces aquí?”.

Pude notar que él hombre se veía preocupado.

“Vi que te estabas divirtiendo hace un rato. Quién pensaría que vomitarías tanto luego de bajar del juego”, dijo Zachary y explicó: “Me preocupé, así que vine a verte”.

¿Eso significaba que Zachary estuvo siguiéndome de cerca todo este tiempo?

Ignoré a Summer y a Loraine, quienes estaban mirando. Rápidamente abracé su brazo y le pregunté: “¿Cuándo llegaste? ¿Has estado aquí desde el inicio?”.

“Sí. Estaba velando por tu seguridad”, dijo.

Rápidamente corrí a la entrada. Zachary estaba de espalda mientras fumaba. Llevaba un abrigo negro que lo hacía ver más delgado.

Me acerqué y lo abracé por detrás. Incluso lo llamé con dulzura: “Zachary”.

Me acostumbré a llamarlo por su nombre en privado. Él ya no se quejaba de que fuese desvergonzada.

El hombre le dio golpecitos a la colilla del cigarrillo y preguntó: “¿Por qué no estás subiendo a los juegos?”.

“Te extrañé y quise venir a verte”.

Al escuchar eso, Zachary se dio la vuelta y me acerco hacia él. Con una mínima distancia entre nosotros, él me miró y sonrió. “Te gusto”.

“Claro. Por qué eres…”.

Me detuve y me puse de puntillas. Susurré a su oído: “Mi querido esposo”.

Luego de decir eso, incluso suspire en su oído.

Sus orejas rápidamente se enrojecieron.