El Amor Eterno romance Capítulo 1483

En el pasado, Zachary raramente mostraba sus emociones. Es por eso que me sentía extremadamente conmovida cada vez que él mostraba sus inusuales emociones. La única o rara vez que él los mostraba, yo me sentía extasiada.

“Hay muchos pueblos alrededor. Me preocupa que ellos corran peligro si van muy lejos. Les pedí que fueran al pueblo más cercano”.

“Oh”, dije. De hecho, me sentí un poco decepcionada.

Aquel hombre lo notó y me preguntó: “¿Estás decepcionada?”.

“No realmente. Solo que de repente recordé aquella vez que estuvimos allá. En ese momento, las flores de camelias habían florecido completamente, y el Segundo Hermano, tú…”.

Interrumpí mis palabras apropiadamente, pero Zachary continuó y me preguntó, “Bel, ¿quieres experimentarlo nuevamente?”.

Me sonrojé un poco y dije: “Me había olvidado de eso”.

En ese momento, Zachary era reservado pero muy osado.

Cambié el tema y dije: “Tengo hambre”.

Zachary preguntó gentilmente: “¿Qué se antoja?”.

“Fideos de Udon. Me apetece comer eso”.

Zachary se levantó y salió de la habitación. Me levanté y me puse un suéter blanco. Seguía sintiendo algo de frío, así que me puse otra capa de ropa gruesa. Era el abrigo negro de Zachary, y me sentí abrigada con el.

Abrí la puerta y vi el paisaje lluvioso del exterior.

La estructura antigua de la Vieja Mansión siempre se había visto hermosa. Con la ligera lluvia, sentí como si estuviéramos viviendo en el pasado.

Me envolví en mi abrigo con fuerza y salí de mi habitación. Busqué un sirviente y le pedí que encendiera las luces del corredor.

Luego, regresé al jardín y me senté. Mientras esperaba pacientemente, admiré la hermosa escena del jardín. Alrededor de media hora después, Zachary finalmente regresó con un tazón de fideos Udon. También tenía un vaso de leche tibia en su mano derecha.

Él colocó el tazón de fideos en la barandilla del pasillo. Me senté con las piernas cruzadas en el suelo.

“Dame los palillos. Muero de hambre”, le dije.

Sin embargo, ese no era el punto principal. Era la consideración de Zachary la que importaba.

Busqué una botella y coloqué las flores de camelia dentro. Coloque las flores al lado del lago. Cuando las gotas caían en los pétalos, se veían especialmente lindas.

Minutos después, Zachary finalmente regresó al jardín.

Cuando vio las flores de camelia al lado del lago, él permaneció en silencio. Se quedó allí mientras contemplaba la flor.

Justo cuando quise llamarlo, él de repente se dio la vuelta y me dijo: “Bel, tengo asuntos que atender”.

Zachary quería decir que estaba a punto de irse.

Asentí con la cabeza. “Cuídate mucho”.

“Está bien”, Zachary respondió. “Nos vemos en Ciudad Wu en tres días”.