El Amor Eterno romance Capítulo 1490

Yara le preguntó al mesero al lado de nosotras acerca de la hora de inicio del juego.

Él contestó cortésmente: “Según el horario, el juego comenzará dentro de veinte minutos. Señorita, puede disfrutar de algunas bebidas mientras espera. También hay especialidades en comida occidental del otro lado”.

Tenía hambre, así que acompañé a Yara para comer algo. Me comí algunos postres mientras Yara observaba la sala.

“No veo a Seychelles aquí”, Yara se percató, “Por lógica, ella debería estar aquí. Tampoco veo al Hermano Tyler”.

Le pregunté con curiosidad: “¿Quién es el Hermano Tyler?”.

“La pareja de Seychelles. Hermano Tyler es solo su apodo. No estoy completamente segura de su nombre completo. En realidad, no tengo tanto contacto con ellos ya que Seychelles es solo mi vecina”.

Dije casualmente: “Quizás estén en el baño”.

Yara preguntó sin pensarlo mucho: “¿Qué estarían haciendo en el baño?”.

Ah, mis disculpas. Mis pensamientos estaban por las nubes.

Dije con una sonrisa: “Adivina”.

Yara se sonrojó con mi respuesta. Ella me recordó: “Sigo siendo joven”.

Le di unos bocados a mi filete y dije: “Ya eres la esposa de un hombre. ¿Qué tan joven puedes ser? Tienes suerte de que Summer no esté aquí. De lo contrario, ella te hubiese molestado. Por cierto, ¿dónde está Lance ahora?”.

“Él acaba de terminar su gira y estará de regreso a casa mañana por la mañana”.

La molesté y dije: “No es de extrañar que estés de vacaciones”.

“¡No me acuses así! Zachary me permite tomarme dos días libres cada mes. Acumulé mis días libres durante tres meses, así que usaré cinco días de vacaciones en una sola vez. Lance terminó su gira a propósito luego de enterarse que me iba a tomar unos días de vacaciones”.

“Él es realmente considerado contigo”, dije.

“No tienes que sonrojarte cuando hablamos de estas cosas”.

Yara se negó: “¿Quién dice que me estoy sonrojando?”.

Seychelles se percató de Yara primero, así que se acercó y la saludó. Alrededor de unos siete u ocho minutos después, algunos meseros se acercaron para llevarse nuestros teléfonos.

Muchos invitados en el evento eran jóvenes amos e hijas de familias adineradas. Obviamente, ellos no entregarían su teléfono de buena manera.

Sin embargo, el mesero hizo algo que conmocionó a todos en el evento. Él pateó a la persona que se rehúso a darle el teléfono. El mesero tuvo sangre fría al amenazar a la persona que estaba adolorida en el suelo.

“Si no lo entregas, la próxima vez te pateare la cabeza”.

A juzgar por su tono, él estaba hablando en serio. Era cierto, ¡él realmente lo haría!