El Amor Eterno romance Capítulo 1653

Para cuando el Asistente Yair envió las camas a la villa, ya eran las cuatro de la tarde. Consiguió que tres camiones nos entregaran un total de ocho camas. Le pregunté por qué había traído tantas camas. No había problema si todos compartían dos o tres camas.

El Asistente Yair me explicó: "La villa del Señor Schick está demasiado vacía. Estoy pensando en poner una cama en cada habitación. Está bien, aunque nadie la use. Podemos guardar las camas en caso de que no le parezca adecuado".

Como no era la gran cosa, no pregunté más. Era casi de noche cuando Eason finalmente llegó a la villa. Naturalmente, vino a la villa por Sharon.

Después de cenar juntos, Joshua volvió con Bella, e incluso Maurice vino con él. De repente, nuestra villa estaba muy animada sin una razón en especial.

Era bastante tarde cuando Zachary llegó a casa. En ese momento, ya había jugado dos horas de juegos de mesa con Joshua y el resto. Como Yara no estaba, nadie tenía inconveniente en jugar. A Sharon se le daba especialmente mal jugar.

En la última parte de la partida, Eason tomó sus cartas y jugó por ella. Sin embargo, Eason tenía un golpe de mala suerte ese día. Joshua y yo seguimos ganando las partidas hasta que Zachary llegó a casa.

Zachary se quitó la chaqueta de su traje y la colgó en el perchero junto a la puerta. Rápidamente le pedí a Maurice que se hiciera cargo de mis cartas y jugara en mi lugar. No se negó y ocupó mi asiento. Sin embargo, me recordó que la partida seguía corriendo por mi cuenta, aunque él ganara o perdiera.

Le contesté rápidamente: "Claro, está bien".

Me acerqué a Zachary y le pregunté: "¿Ya comiste?".

"Sí. ¿Dónde están los pequeños?".

"Las niñeras acaban de llevarlos a dormir. ¿Quieres verlos primero?".

"Primero iré a cambiarme", dijo Zachary.

Zachary me evitó y caminó delante de mí.

"Segundo Hermano", lo saludó Joshua, y Zachary asintió levemente como respuesta. Eason también lo saludó.

Zachary se detuvo al llegar a la escalera. Esperó a que yo lo siguiera y continuó subiendo. Le seguí todo el rato hasta que entramos en la habitación. En el momento en que entré en la habitación, me presiono contra la puerta.

Me quedé atónita por su repentina acción. Le pregunté: "¿Qué estás haciendo?".