El Amor Eterno romance Capítulo 1732

Florence llegó desde el otro lado del pasillo, y llevaba una ropa informal y holgada. No supe cuándo llegó, ni mucho menos cuánto de la conversación había escuchado.

Un sentimiento inexplicable surgió en mi corazón cuando vi lo tranquila que parecía.

Probablemente había escuchado lo que Wallace dijo, pero aun así parecía muy tranquila. Además, su hija casi se había ahogado. Sin embargo, al ver su expresión...

¿Qué le pasó a Florence? ¿Por qué era tan diferente a la chica que conocía antes?

Florence se acercó y preguntó: "¿Dónde está Bambi?".

Wallace levantó su cabeza de mis piernas y la miró de inmediato. Sus lágrimas se secaron al levantarse, y sus ojos estaban rojos.

Cerró los ojos y dijo: "Dentro de la 317".

El 317 era el número de habitación de Bambi.

Florence pasó junto a nosotros y entró en la sala de Bambi. El sonido de su conversación llegó hasta afuera.

Apenas podía escuchar su conversación desde allí. Wallace sintió curiosidad y se acercó a la puerta de la habitación. Lo seguí y me asomé al interior de la 317.

Florence sostenía la mano de Bambi.

Bambi la miró fijamente con los ojos rojos y dijo: "Me equivoqué".

Florence le dijo: "No te equivocaste. Mami te dijo que, independientemente de la decisión que tomes, mami nunca te culparía. Pero Bambi, tienes que entender algo. Esta es tu vida. Nadie tiene la responsabilidad de ella excepto tú. Si no puedes amarte a ti misma, ¿cómo vas a dejar que los demás te amen?".

"Mami, lo siento...".

Bambi nunca trató de defenderse. Reprimió todas sus emociones frente a Florence.

Florence también debía saberlo, pero todos los principios que le enseñaba a Bambi eran para los adultos.

Aunque lo que decía Florence tenía sentido, Bambi era solo una niña. Era una niña de seis años, y acababa de empezar a conocer el mundo.

De pronto, recordé lo que dijo Bambi antes de saltar al río.

Quería vivir libremente, como una niña.

Florence acarició suavemente la cabeza de Bambi. Parecía muy amable, y desprendía un gran amor maternal. Luego, sacó una pieza de jade de una bolsa.

La pieza me resultaba muy familiar. Era la misma jade que había conseguido antes en la subasta. Era el artículo que consiguió por el alto precio de treinta y un millones. Además, fue Wallace quien pagó por el artículo.

La pieza de jade en la mano de Florence estaba atado a una cadena de oro negro. La longitud era la adecuada para que la llevara un niño.

Se lo puso a la pequeña y le dijo: "Esto es para ti".

Bambi lo tomó con fuerza y preguntó: "¿Este regalo es de mami?".

Florence respondió con sinceridad: "Tu papi lo consiguió para ti".

Al escuchar eso, la luz esperanzadora de los ojos de Bambi desapareció al instante.

"No quiero nada de papi".

Florence preguntó a Bambi: "¿No fuiste feliz quedándote con papá durante el último año? Aunque es impaciente contigo, te cuidó sinceramente. También complació todos tus caprichos".