El Amor Eterno romance Capítulo 1764

Zachary dijo que Blaze era así. No lo entendí, así que le pregunté qué quería decir.

Zachary permaneció en silencio, pero su rostro parecía frío. Le pregunté: “¿Qué ocurre?”.

“Ella te salvó debido a Lucas”.

Yo tenía esa sospecha al respecto.

Inesperadamente, Zachary y yo habíamos pensado en lo mismo.

Zachary luego dijo: “Ella está usando a mi mujer para lograr sus objetivos, pero no puedo negar que te salvó”.

Tenía razón. No podíamos negar que Blaze me salvó la vida.

Igual terminé debiéndole mi gratitud por salvarme la vida. Se lo debía a esa mujer detestable. Era bastante desagradable.

Aun así, ese disgusto era algo trivial comparado con seguir viva. Me acurruqué y apoyé mi cabeza en los brazos de Zachary.

Él cayó al suelo con sus brazos alrededor de mi hombro. Me acercó a sus brazos y me dijo: “Duerme un poco”, agregando: “Ya no sentirás frío una vez que te duermas”.

Cerré los ojos y respiré mientras su olor permanecía a mi alrededor. No mucho después, caí en un sueño profundo en sus brazos.

Ya era el día siguiente cuando desperté de nuevo. Zachary todavía estaba a mi lado cuando me desperté. Besé la mejilla de Zachary, despertándolo en el proceso cuando él sintió mis movimientos.

Él abrió los ojos y me miró con una mirada intensa.

Le sonreí y le pregunté que a qué hora nos iríamos.

Él dijo que nos iríamos justo después del desayuno.

Luego, se levantó para vestirse y salió de la carpa.

Zachary salió de la tienda durante unos cinco minutos y luego volvió.

Regresó con una pila de ropa nueva, y también una chaqueta de lana plateada.

Era exactamente igual a la que él llevaba puesta. Yo no estaba usando sostén por dentro. Solo me puse algo de ropa abrigada y me puse dos suéteres encima.

Al final, me puse la chaqueta de lana plateada. Mis pantalones también estaban forrados con lana. También me puse un parche caliente en la barriga, lo que hizo que mi cuerpo se sintiera cálido.

Luego, abrí la cremallera de la carpa y vi a Zachary parado afuera. Me había estado esperando. Cuando me vio, se agachó y me ayudó a entrar en mis botas oscuras.

También me hizo usar guantes de felpa, luego tomó un sombrero de sus brazos y me lo dio.

Dije con una sonrisa: “Soy impenetrable”.