El Amor Eterno romance Capítulo 1939

Isabelle se quedó tendida en la cama durante dos horas. Por otro lado, Cedar se sentía enérgico y lleno de ánimos. Aproximadamente una hora más tarde, se vistió y se sentó en el escritorio para ocuparse de su trabajo.

El hombre ya era guapo para empezar, pero se veía aún más guapo mientras estaba concentrado en el trabajo. Se veía extremadamente encantador con su flequillo mojado sobre su frente.

“Hermano Mayor, eres tan guapo”, dijo Isabelle.

Cedar estaba ocupado escribiendo en su teclado, pero sus dedos se detuvieron instantáneamente cuando escuchó lo que ella dijo.

Se quedó sin palabras.

Isabelle luego agregó: “¡Eres tan guapo! Al igual que anoche”.

Cedar no tenía palabras para responderle.

Ya que Cedar no dijo nada, Isabelle se giró hacia el otro lado de la cama y siguió descansando con los ojos cerrados. Había dormido lo suficiente la noche anterior, por lo que no podía volver a caer en un sueño profundo.

Estaba medio despierta a pesar de seguir con sueño, así que se levantó y se puso una ropa de cama sumamente sensual. Cuando Cedar vio lo que llevaba puesto, le preguntó: “Isabelle, ¿no tienes frío?”.

Isabelle lo refutó confiadamente con sus palabras.

“Tengo frío, pero mi ropa no es demasiado delgada. Incluso si lo fuera, no es un problema. Después de todo, mantenerse bella es más importante que cualquier otra cosa. Todavía soy joven, así que puedo soportar el frío”.

Cedar no estuvo de acuerdo y le preguntó: “¿Crees que tu belleza es más importante que todo lo demás?”.

Isabelle se sentó al lado de la cama mientras se pintaba los labios. Ella frunció los labios y dijo con una sonrisa: “Sí. Una chica hermosa es más adorable”.

Cedar frunció el ceño. Isabelle conocía muy bien sus fortalezas, y sabía cómo usarlas en contra de él.

Él sabía que ella no se tomaría en serio sus palabras, así que no le insistió que se pusiera algo más grueso. En cambio, elevó silenciosamente la temperatura de la habitación. Después de que él ajustó la temperatura, Isabelle se sintió más cálida por dentro, así que salió de la habitación.

Él suspiró en silencio. De repente recordó cómo se veía antes y sonrió. Relajó las cejas y murmuró con alegría: “Mi… Leoncita”.

Él esperaba que pudieran permanecer uno al lado del otro en el futuro. Esperaba que ella no se distrajera con el emocionante mundo exterior.

Después de todo, aún quedaba un largo camino por recorrer en sus vidas. Conocería a más personas en el futuro y ganaría más experiencia. Por esto, no podía garantizar que sus caminos no se desviaran el uno del otro.

Cedar se sentía algo inseguro cuando se trataba de Isabelle.

Era justo como lo habían comentado Zachary y Lucas. Cedar aún no tenía control sobre los sentimientos de ella.

Cedar seguía perdido en sus pensamientos cuando alguien lo molestó abruptamente al llamar a la puerta desde afuera.

Él dejó de pensar en Isabelle y escuchó que alguien lo llamaba desde afuera. “Cedar”.