El Amor Eterno romance Capítulo 1982

A Isabelle se le daba bien escalar. Se pusieron algo adecuado para escalar y se dirigieron a una montaña de escalada cercana.

El asistente de Cedar los estaba esperando, ya que él llamó con antelación. Estaban listos con los preparativos de seguridad.

Había una piscina profunda en la base de la montaña de escalada. Incluso si uno se caía de ella, no les debería pasar nada. Además, había medidas de seguridad y cuerdas para sostenerlos.

Aun así, el ayudante de Cedar seguía bastante nervioso y precavido ante la actividad.

No le preocupaba su jefe, el Señor Yach. Después de todo, conocía sus habilidades y comprendía que no se pondría en una situación demasiado peligrosa. Sin embargo, era diferente para la Señorita Schick.

Era la niña preciosa y única hija de la familia Schick. Si algo le sucedía, la familia Schick se vería afectada. Él no podía asumir la responsabilidad si ocurría algún accidente.

Se preocupaba demasiado, pero cuando vio lo profesional que era Isabelle mientras escalaba, todas sus preocupaciones desaparecieron.

Aun así, Isabelle perdió contra Cedar.

Cedar logró tomar la bandera roja de la cima de la montaña antes que ella. Perdió contra Cedar por unos pocos milímetros.

Fue un resultado similar al de la carrera anterior. Se sentía como si él hubiera estado jugando con ella.

A pesar de eso, ella admiraba su habilidad desde el fondo de su corazón. Parecía que era bueno en todo.

Cedar bajó la cabeza mientras aflojaba las cuerdas que tenía atadas.

Luego le preguntó: "Isabelle, ¿ahora en qué competimos?".

Su voz era muy ligera y suave, apenas mostraba emoción alguna. Sorprendentemente, Isabelle vio su frialdad a través de su expresión.

Ahora que lo recordaba con claridad, le pareció que la mimaba incondicionalmente desde que lo conoció. Le permitía hacer lo que quisiera, y toleraba todo su temperamento y sus emociones. Nunca se enfadaba con ella.

¿Era ella demasiado irracional?

Le preguntó: "¿Crees que soy demasiado tonta?".

Cedar seguía deshaciendo las cuerdas, pero sus manos se detuvieron. Levantó la mirada y la observó con indiferencia.

Después de observarla durante un rato, le preguntó: "¿En qué piensas?".

"Me parece que siempre soy ridícula y poco razonable contigo. Quizá me preocupo demasiado. Sobre lo que pasó en el pasado... Probablemente piensas que no es nada importante, ¿verdad? Pero, yo...".

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