El Amor Eterno romance Capítulo 2007

Isabelle recordó el consejo de Quinton. Él dijo que ella debería ser más amable y más obediente con Cedar.

Isabelle deliberadamente habló amablemente y dijo: “Sí. Te haré caso. Iré a casa y seré una buena chica. Hermano Mayor, haré cualquier cosa que me digas que haga”.

“Isabelle, no tienes que hacer tanto para complacerme”, dijo Cedar.

Isabelle se quedó sin palabras. Hubo un repentino e incómodo silencio en la carpa.

Isabelle movió los labios y preguntó: “Hermano Mayor, ¿vas a regresar a la Ciudad Wu?”.

“No por el momento”, dijo Cedar.

“Hermano Mayor, ¿cuándo vas a volver a casa entonces?”, preguntó Isabelle.

“Tal vez a mediados del año. Regresaré a visitar a Madre”, responde Cedar.

Cedar iba a casa solo para visitar a su Madre.

De repente, Isabelle se dio cuenta de que su relación seguía siendo la misma que antes. No hubo cambios en su intimidad, ni un amor reavivado.

Ni modo. Isabelle tuvo que aceptar la situación. Después de todo, era su culpa. No tenía derecho a exigirle nada a Cedar.

Isabelle se levantó tranquilamente y se vistió de nuevo. Luego abrió la carpa y salió.

Hacía frío y era ventoso afuera.

Isabelle exhaló una bocanada de aire cálido mientras caminaba hacia el lago lejano. Era un pequeño lago, pero se veía impresionante con el paisaje montañoso y el cielo en la distancia.

Ella encendió su teléfono, pero la batería estaba casi agotada. Naturalmente, tampoco había señal en las montañas.

Ella jugó unos juegos de aritmética mental en su teléfono hasta que se apagó solo, como si pudiera ayudar a tranquilizarla.

También sacó los pocos dulces que tenía en el bolsillo. Eligió el que tenía el color más bonito, lo desenvolvió y se lo metió en la boca.

Cuando recordó la alegría de la intimidad de hace un momento, todavía estaba emocionalmente embriagada. En realidad, quería entrar y verlo de nuevo, pero no pudo reunir el coraje para hacerlo.

“Es tan agradable estar con Hermano Mayor”, murmuró Isabelle.

Cedar le daba una felicidad sin igual.

Cuando lo pensaba detenidamente, Cedar nunca había tratado de entrometerse en sus secretos o asuntos. Siempre hablaba desde la perspectiva de una tercera persona mientras le enseñaba algunos conceptos y teorías de la vida. Todo lo que decía era imparcial y no la hacía sentir presionada.

Él la iluminaba a su manera.

No había nada malo en lo que decía. Sus puntos la despertaron, pero sería un desafío ejecutarlos.

“Cedar, mantendré mi promesa”.