El Amor Eterno romance Capítulo 223

Le pregunté al doctor, preocupada: "¿Cuánto tiempo más tardará?".

"Como mucho, mes y medio.".

Cuando Clifford escuchó al médico, se sorprendió, Ni siquiera se atrevió a entrar en su habitación del hospital. Podía ver a Elaine mirando fijamente fuera de la ventana cuando entré a visitarla.

"Clifford está en la entrada". Le recordé.

"Mm, solo déjalo ir".

Me senté a su lado y dije: "Él quiere que lo perdones".

Elaine dijo firmemente: "Imposible".

Ella mantuvo una postura firme. No había espacio para negociaciones.

Sin embargo, hace unos días, ella me dijo que amaba a Clifford.

"¿Cuál es la razón?".

"Señorita Shaw, lo amo. Sin embargo, en la vida no es suficiente tener solo amor. Aparte de eso, todavía hay dignidad, principios, límites y amor propio. Mi dignidad y mis principios me dicen que nunca debería perdonarlo”.

Ella de repente se volvió hacia mí y me dijo: "No soy como tú. No puedo ceder fácilmente a la realidad y perdonar mi dolor anterior. Señorita Shaw, si aún pudiéramos volver a cómo era antes, incluso con tanto dolor, ¿significa eso que el dolor por el que he pasado no fue más que una gran broma?".

Entré en pánico y rápidamente dije: "Estás en lo correcto".

Elaine no estaba equivocada. En la vida, no solo había amor, sino también dignidad y límites.

Clifford pisoteó la dignidad de ella, por lo que ella nunca podría perdonarlo, mientras que yo había sido suave con Dixon antes.

Me di cuenta de que la que tenía el amor más fuerte entre nosotras era Elaine, y solo ella tenía la mente más clara, incluso estando enamorada.

Me sentí aliviada cuando salí del hospital. Claramente entendí que finalmente me había separado de mi pasado, aunque no sabía cómo lidiar con Zachary.

No podía llegar a su corazón.

Ya no podía hablarle de mis sentimientos.

De repente recordé lo que dijo cuándo estábamos en la villa. Él dijo que me debería sentir digna de mis verdaderos sentimientos.

Zachary me había estado enseñando a ser leal desde el principio.

Respiré profundamente. Estaba planeando salir del hospital cuando me quedé sorprendida al ver a ese mismo hombre con su cabeza agachada, fumando en el estacionamiento del hospital. Mientras me preguntaba por qué él estaría allí, la voz de Joshua vino detrás de mí. “Bel, ¿qué te trae al hospital?”.

Me volví, sorprendida. “Tercer hermano”, grité yo.